¡Qué escuela!

Los Ejercicios Espirituales no sólo son una escuela de conocimiento de sí mismo, de búsqueda y encuentro del sentido de la vida, de aprendizaje del discernimiento y de la toma eficaz de decisiones... ¡son también un excelente modelo didáctico!

Nos hablan los grandes maestros...

Hoy: Antoine de Saint-Exupéry

 

Pues a semejanza del árbol, nada sabes del hombre si expones su duración y lo distribuyes en sus diferencias. El árbol no es semillas, después tallo, después tronco flexible, después madera muerta. No es preciso dividirlo para conocerlo. El árbol es esa fuerza que lentamente desposa al cielo. Así pasa contigo, mi hombrecito. Dios te hace nacer, crecer, te llena sucesivamente de deseos, de pesares, de alegrías y de sufrimientos, de cóleras y perdones, después te hace entrar en Él. Sin embargo, no eres ni ese escolar, ni ese esposo, ni ese niño, ni ese anciano. Eres aquel que se realiza. Y si sabes descubrirte rama balanceada, bien pegada al olivo, saborearás la eternidad de tus movimientos. Y todo alrededor de ti se hará eterno. Eterna la fuente que canta y ha sabido abrevar a tus padres, eterna la luz de los ojos cuando te sonría la amada, eterna la frescura de las noches. El tiempo no es un reloj que consume su arena, sino un cosechador que ata su gavilla. 

 Ciudadela. Buenos Aires, 1966. Goncourt. II, p. 22.