jueves, 2 de noviembre de 2017

Contra el desaliento

Una vez convencidos que todo viene de Dios, nos inmunizamos definitivamente contra el desaliento. Si, en efecto, sin la unión con Jesucristo por la fe y el amor nada podemos, con ellas podremos todo cuanto Dios exige de nosotros.
"Todo lo puedo, exclamaba San Pablo, en Aquel que me conforta." (Fil 4, 13)
Nuestra unión con Cristo se compadece bien, no con el pecado -especialmente el deliberado o habitual, incluso el venial- sino con nuestras debilidades, miserias y faltas de pura fragilidad. "Dios conoce la arcilla de que hemos sido formados" (S 102, 14). Él sabe que "el espíritu está dispuesto, pero la carne es flaca" (Mt 26, 41).
No nos abatamos, pues, ante los desfallecimientos, no nos espanten las tentaciones; para esto tenemos indicado el último instrumento: "No desesperar nunca de la misericordia divina". Si hubiéremos empleado mal los otros instrumentos, no soltemos de la mano "nunca" éste. El demonio se complace en arrastrarnos en nuestra vida espiritual a la tristeza y al desfallecimiento, cierto de que un alma contagiada de tristeza abandona y con gran detrimento propio, la práctica de las buenas obras.
Si aparece tal movimiento en nuestro corazón, estemos seguros de que proviene del demonio o de nuestro orgullo, y de que, siguiéndolo, escuchamos al demonio, hábil en servirse de nuestro orgullo. ¿Podrá jamás proceder de Dios un sentimiento de desconfianza, de desesperación? "Nunca".
Aunque hubiésemos caído en pecados graves, o permaneciésemos mucho tiempo infieles a Dios, el Espíritu Santo ciertamente nos movería a penitencia y expiación; San Benito nos exhorta a "llorar los pecados de la vida pasada y a enmendarlos" (Regla, Cap 4), pero nos excita además a la esperanza y a la confianza en Dios "rico en misericordia" (Ef 2, 4).
¿Desconfiar? ¿Desfallecer? ¿Desesperar? Nunca jamás. Mientras vivimos en este mundo no debemos perder la confianza, puesto que las satisfacciones y méritos de Cristo son infinitos, y el Padre Celestial se complace en derramar sobre Él los tesoros de gracia y santidad que ha destinado para las almas, y estos tesoros son inagotables; y el mismo Jesús "siempre intercede por nosotros cerca de su Padre" (Hbr 7, 25). Nuestra fuerza está en Él, no en nosotros: "Todo lo puedo en Aquel que me conforta".
Resultado de imagen para confianza 
Dom Columba Marmion, Jesucristo, ideal del monje, Ed. Litúrgica Española, Barcelona, 1949, pp. 174-175.


martes, 31 de octubre de 2017

10 hechos alucinantes de la vida intrauterina...

El ADN del bebé tiene desde el primer momento más información que 50 colecciones de la Enciclopedia Británica. A los 16 días se puede registrar el sonido del latido de su corazón y a las 8 semanas ya tiene facciones que le hacen único en el mundo.


  
A menudo oímos el error básico de que un feto no es un ser humano. Los proabortistas llaman a los niños pre-parto cualquier cosa excepto “humanos”, incluyendo expresiones como “grupo de células”, “parásito” o “vida potencial”.
La verdad es que, desde el momento de su creación, ese ser unicelular es un ser humano pequeñito.
Es difícil negar la humanidad del concebido cuando conoces los hechos relativos al asombroso desarrollo que el niño experimenta en el útero.
La exdirectora de la agrupación ‘Defensores de la vida’ de la American Life League, Emily Brown, ha detallado 10 hechos alucinantes sobre el desarrollo del embrión que tal vez son desconocidos hasta por un buen número de activistas provida.
1.- En el momento de su creación (concepción /comienzo biológico) el recién formado ser humano lleva en sí mucha más información que 50 lotes de la Enciclopedia Británica.
Esta enciclopedia, que se edita desde 1768, dejó de imprimirse en papel en 2010, aunque permanece actualizándose en internet. En uno u otro formato, contiene cerca de 40 millones de palabras utilizadas para abordar cerca de medio millón de asuntos relacionados con todas las áreas del conocimiento.
2.- El ADN genético que tiene un niño desde su creación decidirá en buena medida, todas sus características físicas, su inteligencia y su personalidad.
Como es evidente, también influye en el desarrollo de la inteligencia y personalidad el ambiente en el que un ser humano se desarrolla tanto ambiental como social y sus experiencias, pero el punto de partida es inequívoco y se encuentra en la carga genética.
3.- Dos días después de su fecundación, un niño ¡ya tiene tres células!
Y seguirán multiplicándose hasta una cifra cercana a los 37 billones, todas distintas, especializadas, para formar cada órgano, cada vena y arteria, cada músculo, cada neurona, cada uña, cada pelo. Incluso el cuerpo tiene células pluripotenciales.
4.- El corazón, el cerebro, la médula espinal y el sistema nervioso están prácticamente completos a los 20 días de la fecundación.
Eso son dos semanas y medio de vida intrauterina, pero antes de eso, con tan sólo 7 días , ya se habían formado las tres capas germinales embrionarias especializadas: ectodermo, que originará la epidermis, el sistema nervioso y los órganos sensoriales; el mesodermo, con las células que crearán los músculos y la sangre; y el endodermo, del que derivarán el sistema digestivo, los pulmones y la tiroides.
5.- Tan pronto como a los 16 días después de la concepción, se puede registrar el latido del corazón.
El sonido del latido del corazón de un embrión es uno de los sonidos que más emocionan a los padres, especialmente los primerizos. Y también una de las informaciones que más esconden los abortistas a las madres antes de acabar con la vida de los bebés.
6.- Con veintiocho días el niño tiene su propio flujo sanguíneo. Es completamente distinto del de su madre.
No ha pasado ni un mes desde la concepción y el niño ya tiene su propio sistema circulatorio independiente del de la madre. Esto puede tener una importancia vital en la vida de ambos, aunque sólo hay riesgo a partir del segundo embarazo y si la madre tiene Rh- y el padre Rh+; si el niño hereda el Rh+ del padre, ambas sangres pueden mezclarse en el parto y el sistema inmunológico de la madre reconocerá como extraña la sangre del bebé y puede llegar a romper sus glóbulos rojos.
7.- Seis semanas después de la concepción, se pueden registrar las ondas cerebrales del niño.
Esa actividad cerebral ha de ser estimulada ya antes del parto y cuidada con la alimentación materna, porque parte de las células nerviosas pueden perderse por falta de estimulación.
Las ondas cerebrales se detectan con los primeros movimientos fetales y se hacen más estables a las 10 semanas de vida intrauterina. ¿Sabías que las neuronas del bebé se multiplican a un ritmo de 250.000 por minuto?
8.- Cuatro semanas después de la fecundación, se puede apreciar el contorno del cerebro, las vesículas oculares y el principio de su sistema nervioso.
Un sistema nervioso que tendrá el mayor crecimiento del número de células a partir de las 20 semanas y al nacer, la mayor parte de los 100.000 millones de neuronas de un cerebro maduro están formadas.
9.- Todo el cuerpo de un bebé es sensible al tacto a las nueve semanas de gestación.
El bebé nota cuando se pone la mano sobre la tripa y, al final del embarazo es prácticamente total. En solo cinco días después de nacer termina de desarrollarse, porque es básico para el instinto de búsqueda del pezón de la madre para alimentarse.
Durante el embarazo, se puede estimular este sentido mediante caricias sobre la tripa de la madre, tocándola con los dedos en distintas posiciones, ‘respondiendo’ a las pataditas del bebé presionando suavemente la zona o pasando objetos con diferentes texturas sobre la tripa de la madre.
10.- A las ocho semanas, el niño tiene facciones únicas que ya le distinguen de cualquier otro ser humano.
Las facciones de la cara nos distinguen a unos de otros, por supuesto, pero no es lo único que cada bebé posee único antes de nacer. También las huellas dactilares y plantares, y, por supuesto, su ADN, que es único e irrepetible desde el mismo momento de la concepción.
Fuente: www.actuall.com, 26/09/2017