sábado, 26 de marzo de 2016

Semana Santa -5-

Primera aparición de Cristo Resucitado

En tu penosa pasión,
toda vez que levantabas
la mirada del agobio,
nunca dejaste de ver
siguiéndote aquellos ojos.

A pesar que en ese encuentro
tan silencioso y profundo,
ambos dos se comprendían
como nadie jamás pudo,
también con ello se herían.

Porque eran los mismos ojos
que vieron cómo crecías,
que no se abrían sin verte,
y hasta velándote el sueño
adivinaban tu anhelo.

Los viste llenos de lágrimas,
cargados con todo el peso
de ser Madre del Clavado,
también de los que clavaban;
enrojecidos primero,
y luego negros de duelo.

Por eso Tú te apresuras
a iluminarlos con gozo:
son esos ojos queridos
los primeros que Tú buscas
para enjugarles las lágrimas
demostrándole que vives;
y aunque Ella lo sabía,
pues te escuchaba y creía,
los abrirá sorprendida.

Así como en Nazareth
el deseo de su amor
adelantó tu venida,
es éste, que se ha trenzado
totalmente con tu vida,
el que también apresura
el tercero de los días.

Con gratitud, deslumbrados,
por el torrente de gloria
de tu Vida arrolladora
que hace nuevas a las cosas,
están sus ojos gozando,
y contemplando, te adoran.

MGdeJ

viernes, 25 de marzo de 2016

Semana Santa -4-

Las sevicias
(Mt 27, 27-31)

Tus enemigos humanos,
jefes del pueblo elegido,
traidores de su misión,
más traidores a sí mismos,
en un juicio infame y sucio
al condenarte a la muerte
pudieron pensar tal vez
su trabajo concluido.
Sin embargo los demonios
aún no estaban satisfechos,
y no dejan la tarea,
-en envidia comenzada,
con muy crecida soberbia
y ceguera realizada,-
 para lograr lo inaudito:
poner fin al que es Principio.
Por lo tanto han de ensañarse
con tu Humanidad bendita,
incitando a los secuaces
a que te cubran de ultrajes.
Como fieras te golpean,
inhumanos se te burlan,
salvajemente te escupen,
con espinas te coronan
y te insultan despreciables.
En todas esas sevicias
que a mi corazón indignan,
estaba yo sin embargo,
presente con mis pecados.
Mi mano estaba en las manos
que te golpeaban con palos,
y mi voz en esas bocas
que gritaban “¡Adivina!”
¿Cómo pedirte perdón
por semejante maltrato?
¿Cómo poder reparar
tan abyecto proceder,
horrible, cobarde y bajo?
¡Dame un alma penitente,
con dolor por ese daño,
con hambre de consolarte,
ardiendo por defenderte
y por siempre acompañarte!





jueves, 24 de marzo de 2016

Semana Santa -3-

Flagelado
(Jn 19, 1)
 El contemplarte así atado,
desnudo y tan doblegado
sobre esa pilastra baja
que aseguraba el tormento,
bajo la cruel andanada
de los hierros y los cardos
con el sonar de los látigos;
ante el penoso espectáculo
de tu Cuerpo lacerado,
sin que quede un sitio sano;
con un reguero de Sangre
encharcando todo el patio…
El saber que es el amor
quien te conduce a sufrir,
que Tú lo quisiste así,
y que lo haces por mí,
me anonadan de tal modo,
que no me conforma nada
si no es el dártelo todo.

MGdeJ

miércoles, 23 de marzo de 2016

Semana Santa -2-


En el huerto

(Lc 22, 39-46)




No es destino inevitable
sino el combate buscado;
quieres triunfar sobre el Malo
donde estaba atrincherado:
en los terrenos hollados
de las almas en pecado.
Cargas con todas las culpas
y te cubres de inmundicias:
no sólo de las caídas
de nuestra fragilidad;
también de las infamantes
de contumacia y malicia.
Pues dejas que se desate
el poder de las tinieblas,
voluntariamente entras
en un túnel de miserias,
y así ante la faz del Padre
cual maldito te presentas.
Terror, angustia, pavura,
es ese mar de amargura
que va anegando tu alma,
y en tan enorme quebranto,
todo tu cuerpo hecho llanto
comenzará a derramar
la Sangre preciosa y santa
con que pronto has de saldar
la deuda que nos mataba.

¡Ah, si la luna pudiera
cerrar su ojo al espanto
de ver al Grande, aplastado,
y a la Alegría llorando;
todo el infierno al acecho,
mientras malvados se acercan,
y a tus amigos dormidos
entre los viejos olivos…!
Yo pido verte, Señor,
y sentir el gran dolor
de ser causa de tus males;
padecer, Jesús, quebranto,
ante Ti tan quebrantado,
lágrimas, interna pena,
porque tanto padeciste
pagando por mis pecados;
y pido, no ya besarte,
sino ser beso de amor,
por reparar aquel otro
con que el traidor te entregó!

MGdeJ.


lunes, 21 de marzo de 2016

Semana Santa -1-

El peor pecado
(sobre “Los grados del fariseísmo”, L. Castellani)



Sabemos cuán fácil es
caer en hipocresía:
virtudes en la doctrina
viviendo una doble vida.

Convertir la religión
en algo sólo exterior,
descansando en unos ritos
vaciados de contenido.

Tratando con lo sagrado
del modo más rutinario,
perder el asombro santo
y hacernos sordos a Dios.

Dejando de ser apóstol,
convertirse en mercenario,
dar lugar a la avaricia
abusando de lo santo.

Ser ladrón de guante blanco,
mantener las apariencias;
así devorar al débil
y mancillar la inocencia.

Corazón endurecido
que da dureza de juicio:
ya no importa la verdad
y llegará a la crueldad.

La vida del bueno afrenta
su farisaica actitud,
y con odio enceguecido
ha de llevarlo al suplicio.

Todo este mal advertía
el Señor con santa ira,
y más con el llanto amargo
sobre su Sión derramado.

Sólo una cosa previene
tanta malicia y caída:
una profunda humildad
como la tuvo María.

Por eso te pido, Madre,
me renueves cada día
el don de servirte siempre
en amor y en alegría.
MGdeJ