viernes, 3 de marzo de 2017

EL DERECHO DE HUELGA y LA HUELGA DOCENTE


1. EL DERECHO DE HUELGA

¿Qué es una huelga?
En primer lugar hemos de definir la huelga como el abandono del trabajo que, en forma colectiva, realizan ciertos grupos como modo de presionar sobre otro grupo, a fin de obtener por parte de este último el otorgamiento de ciertas ventajas o el reconocimiento de ciertos derechos.
Entre otras distinciones, pueden ser laborales o políticas, según se persiga la reivindicación de derechos socio-económicos frente al sector empresario o al propio Estado.
Cabe diferenciar entre la huelga propiamente tal y la llamada por los marxistas “huelga revolucionaria”. Esta última -cuyo principal propagandista y estudioso fue Lenin- no se identifica sin más con la huelga política, aun cuando pueda coincidir en algunos aspectos. La “revolucionaria” tiene una finalidad directamente subversiva y tiende como objetivo propio a obtener la caída de un gobierno o a sembrar un caos social de tal envergadura, que la conducción política se vuelva muy difícil si no imposible. En este sentido la huelga revolucionaria es un “arma de guerra” predilecta de las organizaciones comunistas.

¿Cuándo es legítima una huelga?
Existe un derecho de huelga, hoy reconocido en casi todas las naciones, pero como todo derecho, está sometido a exigencias de orden moral que fundamentan su aplicación concreta.
Las condiciones esenciales que legitiman la medida de fuerza son:
1) padecer una injusticia actual o inminente, por ej.: salarios bajos, condiciones insalubres, jornadas excesivas, malos tratos, etc.;
2) es un recurso extremo que no ha de aplicarse sino después de agotados todos los otros medios pacíficos;
3) los medios empleados han de ser lícitos moralmente y adecuados al fin perseguido. Ni las amenazas, ni el sabotaje, ni la extorsión, etc., pueden ser adoptados como tales; y
4) su empleo debe ser moderado en lo posible, definiendo su carácter, su alcance y duración, etc., para no causar mayores males que los acarreados por la injusticia que la provoca.
Las huelgas de mejora son lícitas a condición de exigir medidas muy fundadas en su esencia y según las circunstancias concretas, tanto para el sector productivo como para la economía nacional. La huelga política es lícita solo cuando se trata de obtener del Estado la rectificación de una política o leyes que comprometen gravemente el futuro de la sociedad o cuando se asiste a un verdadero abuso de poder y siempre en casos de excepcional gravedad.

Textos extraídos de: Sacheri, Carlos (1980) El orden natural. Buenos Aires: Ed. del Cruzamante. pp. 116 a 118.



2. LA HUELGA DOCENTE

El motivo principal de las huelgas docentes en Argentina ha sido el sueldo de los maestros, situación de difícil discernimiento, pues si bien es cierto que suele estar entre los menores rangos, sobre todo al inicio, también es cierto que la obligación de asistencia es de cinco días a la semana, con un horario acotado dentro de las cuatro horas, y con vacaciones más extensas que en otras tareas.
Frente a estos datos también se debe tener en cuenta que a los maestros se les exige haber concluido una carrera terciaria y mantener una constante actualización. Además quienes actúan con profesionalidad, planifican, preparan siempre sus clases y materiales, corrigen tareas, lo que implica amplia dedicación fuera del horario presencial.  Pero sobre todo hay que considerar que se trata de un oficio delicado, con gran resonancia social, que implica una grave responsabilidad por parte de quienes lo ejercen. En gran medida, el futuro de la sociedad está en sus manos.

Ahora bien, para decidir si la medida de fuerza que implica la huelga es legítima, como hemos visto en el artículo de Sacheri, es elemental considerar los perjuicios personales y sociales que ocasionará. En este caso se trata de:
-    Los días de clase que pierden los alumnos. Es muy grave, porque el tiempo perdido no se recupera. Y más porque se trata de tiempo en edades cruciales para la formación.
-  Se lesiona el derecho de los alumnos a ser enseñados y a aprender, derecho reconocido también por la Constitución Nacional (art. 14).
-    El conflicto y trastorno para los padres que cuentan con el horario de escuela mientras trabajan.
-    Los peligros a que se expone a muchos niños que quedarán sin guarda, a veces en sus casas, pero también en la calle.
 La extorsión que representa la medida cuando se trata de no comenzar el ciclo lectivo, con las ansiedades que esto provoca en unos y otros.
-    La proletarización de la profesión docente, su pérdida de jerarquía y respeto social, triste situación que día a día se hace más patente y que desanima muchas veces la vocación de los mejores.
-  El sospechoso olor político que rodea la situación, desperdiciando fuerzas que deberían dedicarse a construir lazos sociales, concordia en definitiva, y se aplican al caos y la discordia.
- El peligroso hecho de que su reiteración y fijación en la memoria de los niños esté orientada a promover un ejercicio revolucionario, es decir, de guerra social, desestabilizadora y destructora.
-   El penoso ejemplo de una escala de valores que comienza por lo económico. Llama la atención que el reclamo sea insistentemente en torno al salario, y nunca sobre la libertad de enseñanza o de conciencia, por elevar el nivel de la enseñanza, por exigir más alta capacitación, por cuestionar intromisiones ideológicas en la escuela, etc.
-  El más triste de la injusticia que se comete al perjudicar a terceros inocentes: los alumnos y sus familias, para presionar al empleador, en este caso, al Estado.

Convengamos que el docente no sólo enseña con lo que dice, sino fundamentalmente con lo que hace y lo que es.
En la sociedad de consumo es muy difícil que un sueldo standard se considere satisfactorio, pues son tantas y tales las necesidades que permanentemente se crean, que resulta imposible cubrirlas, salvo que la persona se imponga una austeridad hoy fuera de lo común, pero para la que también debemos educar.

Es cierto que la profesión docente debe ser mejor valorada. Para ello es imprescindible una jerarquización que comience por una excelente y rigurosa formación, por una selección estricta del personal, por su capacitación permanente, por hacer que los gremios busquen también la excelencia y no se presten a la politiquería sindical, que sus representantes posean la jerarquía intelectual y moral que los haga admirables por la sociedad, que la escuela se aboque a sus funciones, enseñando principalmente a leer comprendiendo y a escribir con corrección, y  teniendo como fin el perfeccionamiento de las personas.
                                                                                Prof. M.G. de J. Ianantuoni

jueves, 2 de marzo de 2017

EL AYUNO Y EL CORAZÓN (3 de 3)

Por Madre Adela Galindo, SCTJM

Frutos del ayuno: 

No es un fin en sí mismo, sino medio de conversión. Conduce a libertad de corazón y mente. Proceso por el cual nos liberamos de todos los apegos terrenales y de todas las cosas que nos atan: caprichos, gustos, excesivo auto cuidado. Y nos encaminamos hacia la Paz. 

Fortalece, estabiliza y desarrolla el auto control (fruto del ES) 
Reconocer debilidad y dependencia en Dios. 
Pobreza de espíritu 
Edifica la vida interior
Elimina los excesos de nuestra vida a fin de hacer más espacio para Dios. 
El ayuno permite llevar más fácilmente una vida interior unida a Dios y al mundo celestial; el ayuno libera de la pesantez de la materia. Los santos recomiendan el ayuno a todo aquel que quiere llegar a una mayor interioridad. 
El ayuno apaga poco a poco la concupiscencia. 

El ayuno y la Palabra de Dios.

Mateo 4: "No solo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios" 
Juan 4,32: "Mi alimento es hacer la voluntad del que me ha enviado y llevar a cabo su obra" 
El día de ayuno debe ser un día de profunda oración, meditación de las Escrituras y del magisterio de la Iglesia. Alimentar nuestras mentes encontrando en la verdad nuestro alimento, nuestra satisfacción. Permitirle a nuestras almas que sean llenadas de la Palabra que es vida, que nos libera, que  nos eleva y nos enseña a pensar, sentir y obrar según la voluntad de Dios. En los días de ayuno, por alguna razón, he descubierto que es mas fácil penetrar las Escrituras, escudriñarlas y captar el mensaje más profundo, que se esconde detrás de las palabras... Damos prioridad al alma. 


El ayuno y la Eucaristía 

Juan 6, 27: "Obrad, no por el alimento perecedero, sino por el alimento que permanece para vida eterna, el que os dará el Hijo del Hombre". 

Vacío terreno y alimento verdadero. El vacío físico que se experimenta en el ayuno nos ayuda a darnos cuenta de nuestro vacío interior y nuestra necesidad de las realidades espirituales. 

El día de ayuno, debe ser eminentemente un día Eucarístico: adoración, reparación, etc. 

¿A pan y agua? 
Pan es comida de pobre. La disposición de vivir a pan y agua durante un día demuestra la buena voluntad de ser pobre ante Dios y bien dispuesto a su voluntad. 

Pan y agua: dos símbolos importantes en las Escrituras: 
Pan: símbolo de vida, de nutrición (Pan, alimento -  Eucaristía) 
Agua: purificación (de su corazón traspasado fluye el agua, símbolo del bautismo) 

Para dar al pueblo pan y agua mientras caminaban en el desierto el Señor hizo milagros. 
El ayuno busca la verdadera vida a través de la purificación. Ayunar a pan y agua es un llamado a crecer en dependencia de la Eucaristía. Es también un llamado a adentrarnos en una vida de purificación, de conversión, de arrancar de nosotros todo lo que nos separa del Señor o no nos deja ser sus hijos adoptivos, ni su imagen y semejanza. 

Juan 6,34: "yo soy el pan de vida, el que venga a mí no tendrá hambre, y el que crea en mí no tendrá nunca sed" 

Hemos oído a la Virgen de manera particular llamarnos al ayuno:
En Fátima: El ayuno tiene el poder de prevenir guerras y catástrofes naturales.
En Medjugorie:
"Practicad el ayuno, porque con el ayuno obtendréis que se realice completamente el plan que Dios tiene. Con esto me daréis una gran alegría"  “les invito a la oración y al ayuno. Con vuestra ayuda puedo hacerlo todo y obligar a Satanás a dejar de instigar a las almas." 
"Orad y ayunad, sólo así­ podréis conocer todo el mal que hay en vosotros y ofrecerlo al Señor, a fin de que pueda purificar vuestros corazones de todo".

S.S. Juan Pablo II sobre la necesidad de ayunar para aplacar el "espíritu de muerte y la cultura de la muerte".

Evangelium Vitae #100: "es urgente...que desde cada comunidad, cada familia, cada individuo se eleve una súplica apasionada a Dios. Jesús mismo nos reveló con su ejemplo que la oración y el ayuno son las armas principales y más eficaces contra las fuerzas del mal y ha enseñado a sus discípulos que algunos demonios sólo se expulsan de este modo. Por lo tanto, tengamos la  humildad y la valentía de orar y ayunar para conseguir que la fuerza que viene de lo alto haga caer los muros del engaño y de la mentira, que esconden a los ojos de tantos la naturaleza perversa de comportamientos y de leyes hostiles a la vida, y abra sus corazones a propósitos e intenciones inspirados en la civilización de la vida y del amor." 


El ayuno aplaca la gula 

Con el ayuno estamos aprendiendo a dominarnos a nosotros mismos y sobretodo a liberarnos del pecado de gula, que no sólo se manifiesta en la glotonería, sino en formas más refinadas y más espirituales. 

1 Gula intelectual: gula en el terreno de conocimientos (curiosidad), de la ciencia. Esta es muy peligrosa pues el pecado primero de Eva fue la curiosidad. De ahí se deriva el ocultismo, los psíquicos, los astrólogos, leer cartas...etc. Querer saber el futuro. 
2 Gula espiritual: busca los sentimientos que provocan lecturas piadosas, el placer sensible. No perderse ninguna experiencia espiritual. 
3 Gula de placer, de honor, de fama: se hace lo que sea por sobresalir, por ser reconocidos, etc. 

Ayunar no solo de comida 

San Juan Crisóstomo:
El valor del ayuno consiste no solo en evitar ciertas comidas, pero en renunciar a todas las actitudes, pensamientos y deseos pecaminosos. Quien limita el ayuno simplemente a la comida, está minimizando el gran valor que el ayuno posee. Si tú ayunas, que lo prueben tus obras! Si ves a un hermano en necesidad, ten compasión de él. Si ves a un hermano siendo reconocido, no tengas envidia. Para que el ayuno sea verdadero no puede serlo sólo de la boca, sino que se debe ayunar de los ojos, los oídos, los pies, las manos, y de todo el cuerpo, de todo lo interior y exterior. 
Ayunas con tus manos al mantenerlas puras en servicio desinteresado a los demás. Ayunas con tus pies al no ser tan lenta en el amor y el servicio. Ayunas con tus ojos al no ver cosas impuras, o al no fijarme en los demás para criticarlos. Ayuna de todo lo que pone en peligro tu alma y tu santidad.

Sería inútil privar mi cuerpo de comida, pero alimentar mi corazón con basura, con impureza, con egoísmo, con competencias, con comodidades. 

Ayunas de comida, pero te permites escuchar cosas vanas y mundanas. También debes ayunar con tus oídos. Debes ayunar de escuchar cosas que se hablan de tus hermanos, mentiras que se dicen  de otros, especialmente chismes, rumores o palabras frías y dañinas contra otros. 

Además de ayunar con tu boca, debes de ayunar de no decir nada que haga mal a otro. Pues ¿de que te sirve no comer carne, si devoras a tu hermano? 

¿Que nos dice San Juan Crisóstomo con esta reflexión? 

Que los días de ayuno deben de ser especialmente días de abstenernos del uso desordenado o incluso exagerado de los otros sentidos: No fijarme en lo que no debo, no hablar lo que no debo, no oír lo que no debo, no desear lo que no debo, no buscar satisfacer todas mis necesidades emocionales, espirituales; no buscar saciar mi soledad, buscando inmediatamente compañía; no querer saberlo todo; no requerir respuestas inmediatas a todo lo que se me ocurre en la mente, etc. 

Ayunamos buscando conversión. Por lo tanto, ayunemos de todas esas actitudes contrarias a la virtud. Quizás tu ayuno va a consistir de ser mas servicial, (ayuna de tu pereza, comodidad), pues así como la Virgen nos pide que recemos con el corazón, debemos de ayunar con el corazón.
Puede ser que tengamos que ayunar de nuestra ira, siendo los días de ayuno, más amables, más dulces, mas dóciles. Quizás tengo que ayunar de la soberbia, buscando activamente ser humillada, o hacer actos concretos de humildad, etc. 


Ayuno y pureza corporal 

Escuchemos al Cardenal Ratzinger: 

Ayunar significa aceptar un aspecto esencial de la vida cristiana. Es necesario descubrir de nuevo el aspecto corporal de la fe: la abstención de la comida es uno de estos aspectos. Sexualidad y alimentación son los elementos centrales de la dimensión física del hombre: hoy, a una menor comprensión de la virginidad corresponde una menor comprensión del ayuno. Y una y otra falta de comprensión proceden de una misma raíz: el actual obscurecimiento de la tensión escatológica, es decir, de la tensión de la fe cristiana hacia la vida eterna. Ser vírgenes y saber practicar periódicamente el ayuno es atestiguar que la vida eterna nos espera; mas aun, que ya está entre nosotros. Sin virginidad y sin ayuno, la Iglesia no es ya Iglesia; se hace intrascendente, sumergiéndose en la historia. 

Hoy más que nunca, la penitencia, la mortificación, es necesaria para expiar por nuestros pecados y reparar por los del mundo entero. A través de los siglos, la humanidad siempre ha sido pecadora, pero lo reconocía y hacía penitencia por ello. Hoy no es así, se vive en pecado, no se le llama pecado sino que, al contrario, se vive orgulloso de ello. Se están rechazando todos los principios morales y éticos, y por ello la humanidad ha perdido la libertad interior y ha llegado a ser víctima del peor tirano: el propio "yo" y el demonio.

El ayuno como acto común y público de la Iglesia, me parece hoy tan necesario como en tiempos pasados; es un testimonio público tanto de la primacía de Dios y de los valores del espíritu como de nuestra solidaridad con todos aquellos que padecen hambre. Si no ayunamos no conseguimos librarnos de ciertos demonios de nuestro tiempo.

Por eso el catecismo de la Iglesia, #2015, nos dice: "El camino de la perfección pasa por la cruz. No hay santidad sin renuncia y sin combate espiritual (2Tim 4). El progreso espiritual implica la ascesis y la mortificación que conducen gradualmente a vivir en la paz y el gozo de las bienaventuranzas." 


Ayuno y Caridad 

El ayuno no puede separarse de la caridad fraterna. Si un cristiano se priva de algo es para darlo a sus hermanos y dar testimonio con ello de su amor a Dios. 

Pío XII (1950): "lo que sustraiga a la vanidad, el cristiano lo dará a la caridad y subvendrá misericordiosamente a la Iglesia de los pobres. Así lo hacían los fieles de la Iglesia primitiva: alimentaban las fuentes de la caridad con el ayuno y abstinencia de las cosas permitidas". 

San Agustín: "tus privaciones serán fecundas si muestras largueza con otro". Las privaciones son cristianas si nos hacen crecer en santidad, en caridad y generosidad. 

En las primeras comunidades cristianas cuando había un pobre entre ellos ayunaban durante dos o tres días y acostumbraban a enviarle los alimentos que tenían preparados para ellos. Podemos apreciar por qué la Iglesia primitiva observaba dos días de ayuno a la semana: miércoles y viernes.



Fuente: www.corazones.org

miércoles, 1 de marzo de 2017

EL AYUNO Y EL CORAZÓN (2 de 3)

Por Madre Adela Galindo, SCTJM

El Ayuno en la Escritura

El ayuno como parte de la tradición judía:
Levítico 16,29-30 -El Señor ordena un día de ayuno como expiación y purificación: "ayunareis… porque en ese día se hará expiación por vosotros para purificaros". 
Joel 2,12 -como signo de arrepentimiento: "volved a mi de todo corazón, con ayunos, con llanto, con lamentos". 
Éxodo 34,28; como preparación para las manifestaciones Moisés está en el Monte Sinaí cuarenta días y cuarenta noches, si comer pan, ni beber agua, y escribió las nuevas tablas de la ley. 
Deuteronomio 10,10 -poder de intercesión ("en cuanto a mí, me estuve en el Monte, como la primera vez, cuarenta días y cuarenta noches, en ayuno. También esta vez me escucho Yahveh y renunció a destruirte"). 
Jonás 3,7 -ante el anuncio de la futura destrucción de Nínive, el pueblo hace ayuno y penitencia. 
Salmo 35,13 -ante la persecución injusta-  David, ayuna y hace penitencia. 

Salmo 109,24 -para lograr el auxilio del Señor -ayuna hasta debilitarse las rodillas. 
Judit 4,9-15 -Ante la amenaza de Nabucodonosor, los Israelitas ofrecen alabanzas, intercesión, penitencia y ayuno. El Señor oyó sus voces y vio su angustia. 
Reina Esther
Para evitar la agresión. Ester 4,16 -Ester dice a Mardoqueo: "vete a reunir a todos los judíos que hay en Susa y ayunad por mí. No comáis ni bebáis durante tres días y tres noches. También yo y mis siervas ayunaremos. Y así, a pesar de la ley, me presentaré ante el rey; y si tengo que morir, moriré". (Ester va a ir ante el rey a defender a su pueblo que estaba condenado a morir. Va a desenmascarar al enemigo. Pareciera la petición de la Virgen en Fátima, se aparece con una estrella en su vestido. Ester: estrella) 


El Ayuno en el Nuevo Testamento: 
Con insistencia. Lucas 2, 37: "(Ana) no se apartaba del Templo, sirviendo a Dios con ayunos y oraciones". 
Preparación para imponer manos. Hechos 13,3 --"la comunidad después de haber ayunado y orado, les impusieron las manos y les enviaron" (a Pablo y  Bernabé en misión)
Para encomendar alguien al Señor. Hechos 14,23 --"designaron presbíteros en cada iglesia y después de hacer oración con ayunos, los encomendaron al Señor". 
Para completar las tribulaciones de Cristo. Col 3,3 --"me alegro de los padecimientos que soporto por vosotros, y completo en mi carne lo que falta a las tribulaciones de Cristo, en favor de su Cuerpo, que es la Iglesia". 
Para ser vencedores. 1 Cor 9,25 "los atletas se privan de todo y eso por una corona corruptible, nosotros, en cambio, por una incorruptible." 
Para vencer la carne Gal 5,17 "pues la carne tiene apetencias contrarias al espíritu y el espíritu contrarias a la carne, como entre si antagónicos, de forma que no hacéis lo que quisierais". 

El ejemplo de Jesús 
Para vencer el demonio. Marcos 9,29 -"esta clase de demonio sólo puede ser expulsado por la oración y el ayuno" 
Mateo 4 y Lucas 4: Nos revelan a Jesús en el desierto orando y sin comer ni beber nada por cuarenta días. 
En Mateo 4 encontramos muchas enseñanzas necesarias para la vida espiritual. Me voy a concentrar en las que creo apoyan la importancia del ayuno. 
Jesús recibe el Bautismo, el Espíritu Santo desciende sobre Él, y se oye una voz, que dice "este es mi Hijo amado". (Toda una experiencia bella y muy espiritual) Inmediatamente ese mismo Espíritu  lo lleva al desierto (lugar solo, árido, peligroso, sin provisiones de ninguna clase), a ser tentado por el demonio. El desierto es necesario para que el Señor pueda hacer grandes cosas en nosotros, El siempre se ha revelado a su pueblo de manera extraordinaria durante el desierto y también siempre ha preparado a su pueblo para la misión durante el desierto. Pero, precisamente por esto, también el demonio, allí libra una gran batalla, para obstaculizar lo que Dios quiere hacer. 
Jesús, se prepara para esta batalla, con oración y ayuno de cuarenta días y noches. ¿Cómo no prepararnos nosotros para la batalla que se libra en nuestras vidas y en el mundo contemporáneo? ¿Nos preparamos con oración y ayuno? Cuando más tentados nos sintamos, más debemos de orar y ayunar. 
Los Israelitas son liberados de Egipto y llevados por el desierto hacia la tierra prometida. Al poco tiempo de haber sido sacados de Egipto y de caminar por el desierto, se les iban agotando las fuerzas. Entonces se rebelaron contra Moisés. Tenían hambre y sed y exigían que les proveyera. El Señor hace el milagro del maná y de hacer brotar agua de la piedra. 
Jesús ayuna, y con su ayuno, repara por las quejas y las injurias que los israelitas hicieron al Señor en el desierto. 

Las tentaciones en el desierto: 

Primera Tentación: Jesús siente hambre (una realidad humana) y allí se aprovecha el demonio para lanzar su primera tentación y seducción: "Si eres el Hijo de Dios, di que esas piedras se conviertan en panes". Jesús le responde: "no solo de pan vive el hombre sino de toda palabra que sale de la boca de Dios" (Deut. 8,3). 
El demonio no pudo lograr hacer caer a Jesús, a pesar que Él tenía hambre, porque a través del ayuno, Él había puesto en segundo lugar la necesidad de satisfacer el hambre, o la gratificación física inmediata. A través del ayuno, vamos dominando esta área, y cuando la tentación viene a nosotros, ya podremos resistirla. 
"No solo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios". Jesús responde, citando Deut. 8. Esta es una característica de Cristo, siempre mostrarnos que el cumplir la voluntad del Padre da más vida que tomar alimento. Esta respuesta de Cristo, nos revela lo que fueron esos 40 días: no hubo pan, ni agua, pero sí profunda comunicación con su Padre. Esto es más importante que nada. No buscar nunca nuestro alimento fuera de la voluntad de Dios. (Apetitos: cuerpo, emociones, sexuales, mentales, de ego, de fama, de reconocimiento, etc). 

Segunda tentación (porque siente hambre): le pone sobre el alero del templo, y le dice: “Si eres hijo de Dios, tírate abajo, porque está escrito: a sus Ángeles te encomendarán, y en sus manos te llevarán, para que no tropiece tu pie en piedra alguna". Jesús le dice: "También está escrito, no tentaras al Señor tu Dios" (Deut. 6,16). 

El demonio está tentando a Jesús para que desafíe la protección del Padre y tome control fuera de la obediencia a Dios. Era la tentación de la satisfacción personal, que los Ángeles le sirvan, le protejan y no le pase nada. 
Jesús es tentado en esta área después de ayunar, ¿es que acaso el ayuno tiene también el poder de liberarnos de nuestro ego? ¿de nuestro deseo de ser servidos, honrados?

Tercera Tentación (porque siente hambre): lo lleva a un monte muy alto, le muestra todos los reinos del mundo y su gloria, y le dice: “todo esto te daré si postrándote ante mí me adoras". Jesús responde: apártate de mi Satanás, porque está escrito: al Señor tu Dios adorarás y solo a Él darás culto". (Deut 6:13). 
El demonio le tienta con alcanzar poder y fama terrenos, ¿será que el ayuno nos libera de estos deseos? ¿Será que al experimentar nuestra debilidad, vacío, necesidad en el ayuno, nos reconocemos criaturas, dependientes de Dios, y así nos liberamos de la gran tentación de adorar a falsos dioses (incluyéndonos nosotros mismos)? 

Las tres tentaciones del desierto fueron dirigidas hacia el placer, poder y fama. Las tres fueron presentadas durante cuarenta días de oración y ayuno. Las tres fueron vencidas con las virtudes contrarias: negación, sumisión total al Señor y su Palabra, humildad. Tres virtudes que son frutos del ayuno. 



El A.T. nos revela el poder del ayuno sobre los enemigos exteriores, el N.T., nos revela además, el poder que tiene para vencer los enemigos del alma: carne, demonio y mundo. 


Fuente: www.corazones.org

martes, 28 de febrero de 2017

EL AYUNO Y EL CORAZÓN (1 de 3)

Por Madre Adela Galindo, SCTJM 

El mensaje de arrepentimiento y conversión va siempre y primariamente dirigido a nuestros corazones: "Desgarrad vuestros corazones, no vuestros vestidos" nos dice el profeta Joel 2,12-18. Este es el pasaje de las Escrituras que escuchamos en la primera lectura del miércoles de ceniza. 
"Como vemos en los profetas, la llamada de Jesús a la conversión y a la penitencia no mira, en primer lugar, a las obras exteriores "el saco y la ceniza", los ayunos y las mortificaciones, sino a  la conversión del corazón, la penitencia interior. Sin ella, las obras de penitencia permanecen estériles y engañosas; por el contrario, la conversión interior impulsa a la expresión de esta actitud por medio de signos visibles, gestos y obras de penitencia" (Catecismo #1430).  

La conversión es el cambio de corazón. Si este cambio es auténtico, debe manifestarse en todas las áreas de nuestra vida, ya que el corazón mueve nuestras decisiones, acciones, sentimientos y disposiciones. El corazón es la sede interior de la persona humana. Toda realidad interior debe necesariamente manifestarse en el exterior. Dios reveló su amor por nosotros enviando a su Único Hijo en el misterio de la Encarnación. "La Palabra se hizo carne". Así debe ser en nuestras vidas: la conversión debe tener una expresión concreta y encarnada en cada área de nuestra vida. La conversión no es solamente decir Señor, Señor… sino decir que toda mi vida, mi mente, mi corazón, mis talentos, mis dones, mis capacidades, mi cuerpo le pertenecen al Señor y son para su gloria. 
La conversión sincera es cambiar los intereses de mi corazón, ya no es vivir para mi propio placer, pues es contrario al evangelio: "el que quiera seguirme, que se niegue a sí mismo". 
Somos creados con alma y cuerpo. La necesaria purificación interior para la conversión de nuestros corazones es también necesaria en nuestro cuerpo, sentidos, pensamientos, acciones y hábitos. La penitencia interior, ese rasgar el corazón, también tiene que tener expresiones externas y así llevarnos a un crecimiento de la gracia en todo nuestro ser. Todo debe estar integrado y ordenado por la gracia con nuestra cooperación en la oración y la penitencia. 

La Iglesia nos enseña que hay tres expresiones tradicionales de penitencia. Éstas son el ayuno, la oración y la limosna. Las tres son mencionadas por Jesús en el Evangelio de San Mateo 6,1-6 y 16, 18; precisamente en el Evangelio del miércoles de ceniza. El ayuno, la oración y limosna nos recuerdan que la conversión incluye todos los aspectos de la vida: "expresan conversión con relación a uno mismo, con relación a Dios y con relación a los demás." (Catecismo #1434). 

En esta enseñanza quiero específicamente dedicarme al ayuno, tan necesario para crecer en el dominio propio, en la moderación de nuestros apetitos y en abrirnos cada vez a las realidades espirituales y al alimento eterno. 

Fuente: www.corazones.org

lunes, 27 de febrero de 2017

Preparar la Cuaresma

Oración, ayuno y misericordia son inseparables
De los sermones de San Pedro Crisólogo, obispo y Padre de la Iglesia.
(Sermón 43: PL 52, 320. 322)

La oración llama, el ayuno intercede, la misericordia recibe



Tres son, hermanos, los resortes que hacen que la fe se mantenga firme, la devoción sea constante, y la virtud permanente. Estos tres resortes son: la oración, el ayuno y la misericordia. Porque la oración llama, el ayuno intercede, la misericordia recibe. Oración, misericordia y ayuno constituyen una sola y única cosa, y se vitalizan recíprocamente.

El ayuno, en efecto, es el alma de la oración, y la misericordia es la vida del ayuno. Que nadie trate de dividirlos, pues no pueden separarse. Quien posee uno solo de los tres, si al mismo tiempo no posee los otros, no posee ninguno. Por tanto, quien ora, que ayune; quien ayuna, que se compadezca; que preste oídos a quien le suplica aquel que, al suplicar, desea que se le oiga, pues Dios presta oído a quien no cierra los suyos al que le súplica.

Que el que ayuna entienda bien lo que es el ayuno; que preste atención al hambriento quien quiere que Dios preste atención a su hambre; que se compadezca quien espera misericordia; que tenga piedad quien la busca; que responda quien desea que Dios le responda a él. Es un indigno suplicante quien pide para sí lo que niega a otro.

Díctate a ti mismo la norma de la misericordia, de acuerdo con la manera, la cantidad y la rapidez con que quieres que tengan misericordia contigo. Compadécete tan pronto como quisieras que los otros se compadezcan de ti.

En consecuencia, la oración, la misericordia y el ayuno deben ser como un único intercesor en favor nuestro ante Dios, una única llamada, una única y triple petición.

Recobremos con ayunos lo que perdimos por el desprecio; inmolemos nuestras almas con ayunos, porque no hay nada mejor que podamos ofrecer a Dios, de acuerdo con lo que el profeta dice: Mi sacrificio es un espíritu quebrantado: un corazón quebrantado y humillado tú no lo desprecias. Hombre, ofrece a Dios tu alma, y ofrece la oblación del ayuno, para que sea una hostia pura, un sacrificio santo, una víctima viviente, provechosa para ti y acepta a Dios. Quien no dé esto a Dios no tendrá excusa, porque no hay nadie que no se posea a sí mismo para darse.

Mas, para que estas ofrendas sean aceptadas, tiene que venir después la misericordia; el ayuno no germina si la misericordia no lo riega, el ayuno se torna infructuoso si la misericordia no lo fecundiza: lo que es la lluvia para la tierra, eso mismo es la misericordia para el ayuno. Por más que perfeccione su corazón, purifique su carne, desarraigue los vicios y siembre las virtudes, como no produzca caudales de misericordia, el que ayuna no cosechará fruto alguno.

Tú que ayunas, piensa que tu campo queda en ayunas si ayuna tu misericordia; lo que siembras en misericordia, eso mismo rebosará en tu granero. Para que no pierdas a fuerza de guardar, recoge a fuerza de repartir; al dar al pobre, te haces limosna a ti mismo: porque lo que dejes de dar a otro no lo tendrás tampoco para ti.

Fuente: Oficio de Lectura, Martes III de Cuaresma.