Primera Parte: España
Por Yésica Piastrellini
Una
Peregrinación es una oportunidad única que predispone al alma para la oración y
el sacrificio. Es un camino que enseña la belleza del silencio que brota de la
admiración y el agradecimiento. Es un viaje de descubrimiento de nuestra
pequeñez ante la magnificencia de Dios pero también un llamado a la grandeza. La
peregrinación es, por tanto, una fuente inagotable de gracias.
El 26 de
diciembre del 2015 emprendimos una Peregrinación a Europa con todo lo que ello
significa, una vuelta a la cuna de nuestra fe. Para algunos era el primer viaje
a aquellos pagos por lo que éste tendría mucho de cultural también.
Nuestro primer
destino fue España, tierra de poetas y santos. ¿Cómo no reconocernos en la fisonomía
y carácter del español? El caballero medieval aún deambula por las pintorescas
calles de Segovia y Toledo, canta en el Monasterio de San Benito, reza en las celdas
de Santa Teresa de Jesús, llora en Santiago de Compostela, se postra ante la
Virgen del Pilar y lucha desde Covadonga. Se pueden sentir nuestras raíces
rebullendo la sangre. Pero España ha perdido la fe, los templos se han
convertido en museos y muy poca gente reza en las Iglesias, se admiran al ver
sacerdotes con sotana y un grupo de jóvenes participando con devoción del
Sacrificio de la Misa. Es difícil de entender que la historia, la arquitectura,
la pintura y la poesía les sean indiferentes y hayan olvidado a Dios. Todo
alrededor grita su nombre, pero la dureza de los corazones es más fuerte. La
recristianización de España es nuestra principal intención en cada plegaria, pues,
es un deber bellísimo rezar por nuestros padres.
Si tuviera que
resumir aquellos lugares que de manera especial marcaron mi paso por Nuestra
Madre España tendría que nombrar en primer lugar el Monasterio de San Benito en
el Valle de los Caídos, construido debajo de la roca, imponente en su
inmensidad, su belleza deja sin palabras, la paz que puede experimentarse allí
adormece los sentidos.
En segundo
lugar, la Catedral de Toledo, la más bella de España, de arquitectura
neorrománica y neogótica. Aquí se encuentra enterrado San Ildefonso, a quien se
le apareció la Virgen y cuya historia puede leerse en Los Milagros de Nuestra Señora de Gonzalo de Berceo.
Santiago de
Compostela, gran centro de Peregrinación, en cuya Catedral se encuentra la
tumba del apóstol Santiago, evangelizador de España. Fue uno de los lugares más
impactantes que visitamos, allí recibimos el sacramento de la Misericordia y
pudimos tener Misa. Como todos los peregrinos, abrazamos la estatua de Santiago
y rezamos ante su tumba, como en 1982 también lo hizo Juan Pablo II. Esta
visita es testimoniada por una placa que reza: “Yo, Obispo de Roma y Pastor de
la Iglesia universal, desde Santiago, te lanzo, vieja Europa, un grito lleno de
amor: Vuelve a encontrarte. Sé tú
misma. Descubre tus orígenes".