“Contemplación
es, pues, no simplemente una forma de conocer junto a otras. Lo característico
suyo no reside solamente en una especialidad del proceso del conocer mismo. Lo
que marca y distingue a la contemplación es más bien esto: es un conocer
encendido por el amor. Sin el amor no
habría contemplación.
La contemplación es un percibir
amante. Es visión del amado.”
“Contemplación es un conocer no
pensante, sino mirante. No corresponde a la ratio,
a la felicidad del pensar silogístico y demostrativo, sino al intellectus, a la potencia de la simple mirada. Mirar es la forma
perfecta de conocer sin más ni más. Pues mirar es el conocimiento de aquello
que está presente y actual exactamente igual que en el ver sensible.”
“Es opinión de Santo Tomás que con el
primer asombro se pisa un camino a cuyo término se encuentra la visio
beatifica, la captación, que nos hace felices, de la Última Causa.”
Pieper, J. (1983) El ocio y la vida intelectual. Madrid:
Rialp. Pág. 299, 301 y 131.