viernes, 17 de noviembre de 2017

André Frossard, ateo irreductible: “Dentro de dos minutos seré cristiano”




estonios
Resultado de imagen para andré frossard conversiónAndré Frossard (1915- 1995), hijo del primer secretario general del Partido Comunista francés, fue educado en el socialismo y en un ateísmo absoluto. Su familia pensaba que la discusión religiosa era algo superado por la razón. Se consideraban, además, ateos perfectos, ya que ni se planteaban la pregunta sobre la existencia de Dios. En esta postura ideológica es cuando vive la extraordinaria experiencia que él mismo explicaría después en un libro del que selecciono y sintetizo algunos fragmentos.
A una primera narración de las circunstancias que preceden al hecho en sí, su espera en la calle de un compañero que ha entrado por una pequeña puerta a una capilla, añade una exposición pormenorizada de su estado anímico en aquellos momentos: “¿Cuáles son mis pensamientos? No me acuerdo. Vagos, como de costumbre... ¿Mi estado interior?... sin ninguna de esas perturbaciones que, según se pretende, disponen al misticismo (...) No tengo angustias metafísicas (...) No tengo preocupaciones, no las causo a los demás... el año es tranquilo... ninguna ansiedad... Mi salud es buena; soy feliz, tanto como se puede ser y saberse... y espero. En fin, no siento curiosidad alguna por las cosas de la religión...” Relato al que sigue una frase que a mí, personalmente, me emociona y estremece cada vez que la leo por ser quien es el que la pronuncia, alguien que se acaba de describir a sí mismo, hace solo unos segundos, como un ateo absolutamente desprovisto de inquietudes hacia la fe. Alguien a quien, sin embargo, va a sucederle esto:
Son las cinco y diez. Dentro de dos minutos seré cristiano.”
Impactante frase que precede a la descripción del espectacular hecho, de la impresionante experiencia que va a cambiar su vida. Algo que trastoca su existencia en cuestión de sólo esos “dos minutos” que él mismo nos acaba de especificar. Definiéndose como un “ateo tranquilo”, se cansa de esperar a su amigo, que tarda más de lo previsto en aparecer. Movido por una especie de curiosidad artística hacia el edificio en sí, entra en la capilla y una vez cruzado el umbral de la puertecita que le da acceso se detiene e intenta reconocer a su amigo entre las personas arrodilladas que se encuentran allí. Y examina el lugar...“Mi mirada pasa de la sombra a la luz, vuelve a la concurrencia sin traer ningún pensamiento, va de los fieles a las religiosas inmóviles, de las religiosas al altar: luego, ignoro por qué, se fija en el segundo cirio que arde a la izquierda de la cruz. No el primero, ni el tercero, el segundo. Entonces se desencadena, bruscamente, la serie de prodigios cuya inexorable violencia va a desmantelar en un instante el ser absurdo que soy y va a traer al mundo, deslumbrado, el niño que jamás he sido”.
A partir de ahí Frossard detalla, con palabras que se le quedan escasas ante tal experiencia, o -para usar su misma expresión- que le resultan “huidizas”, la sucesión de extraordinarias vivencias que como en un alud imparable sacuden su alma: “No digo que el cielo se abre; no se abre, se eleva, se alza de pronto... ¿Cómo describirlo con estas palabras huidizas, que me niegan sus servicios y amenazan con interceptar mis pensamientos para depositarlos en el almacén de las quimeras? El pintor a quien fuera dado entrever colores desconocidos, ¿con qué los pintaría?
Resultado de imagen para andré frossard conversiónA pesar del alto grado de estupefacción en que se halla Frossard en aquellos momentos, acierta a describir, como puede y con vehementes palabras, lo que está viviendo… habla sobre todo de una luz indescriptible, que podría destruirle si alcanzara un nivel más, transparente y densa a la vez…Luego se centra en describir la divina realidad que se le evidencia:
“Él es la realidad, él es la verdad, la veo desde la ribera oscura donde aún estoy retenido. Hay un orden en el universo, y en su vértice, más allá de este velo de bruma resplandeciente, la evidencia de Dios; la evidencia hecha presencia y la evidencia hecha persona de Aquel mismo a quien yo habría negado un momento antes, a quien los cristianos llaman Padre nuestro... Su irrupción desplegada, plenaria, se acompaña de una alegría que no es sino la exultación del salvado, la alegría del náufrago recogido a tiempo...”.
Más adelante concreta que todo ello acontece justo en un momento de su vida en que:    “...me encontraba en cualquier otro camino y pensaba en cualquier otra cosa cuando caí en una especie de emboscada: este libro no cuenta cómo he llegado al catolicismo, sino cómo no iba a él cuando en él me encontré”. (Fragmentos del libro “Dios existe. Yo me lo encontré” de André Frossard)
Es uno de entre los muchos testimonios de personas que, de golpe y sin pretenderlo, reciben esa iluminación que les lleva al convencimiento total y repentino de que Dios existe, algo que hasta aquel momento habían negado rotundamente. En el caso de André Frossard nos encontramos ante un hecho realmente espectacular por la forma de manifestarse esa conversión, súbita e inesperada, y por los extraordinarios sentimientos que generó en él. Nada más y nada menos que la Fe.
Resultado de imagen para andré frossard conversión

Fuente: http://www.larespuesta.net/frossard.htm

miércoles, 15 de noviembre de 2017

Cruda realidad / Ateos: el fracaso de anunciar la buena nueva de que no hay buena nueva

Una Convención Global de Ateos iba a celebrar su tercera edición con figuras como Richard Dawkins o Salman Rushdie, y ha tenido que suspenderse. No hay quorum, ni demanda. ¿Por qué si todo el día estamos echando pestes de Dios?

  
No se le oculta a nadie que nuestro mundo avanza hacia la descristianización a velocidad de crucero.
Subrayo ‘nuestro’ y no ‘el’, porque es muy fácil que caigamos en el ‘efecto pecera’ y pensemos que este rinconcito cada vez más irrelevante que es Occidente equivale al planeta entero, y no: en números totales, la Iglesia Católica, por ejemplo, sigue creciendo cada año.
Pero quienes se dejan seducir por la vida muelle de Occidente y sus mantras anticristianos repetidos desde todos los ángulos no suelen hacerlo para constituir una nueva religión sin Dios.
Su ‘ateísmo’, si queremos llamarlo así, es para buen número de ellos de todo punto práctico, casi un olvido más que una conclusión, y no suele general un espíritu muy evangélico.
Una Convención Global de Ateos iba a celebrar su tercera edición en Melbourne con rutilantes estrellas del universo sindiós como Richard Dawkins, Ben Goldacre o Salman Rushdie, y ha tenido que suspenderse, a la tercera va la vencida, porque no había manera de llenar aquello. Que no había público. Que los ateos no mostraban el suficiente interés.
No puedo decir que me sorprenda. Nunca he entendido el espíritu evangélico que anima a tantos ateos en las redes sociales y en la vida corriente.
Nunca he entendido ese prurito de reunirse y montar congresos y seminarios para extender la buena nueva de que no hay buena nueva, de que somos azarosas estructuras atómicas sin nada especial, no distintas ontológicamente de una piedra, sin un fin concreto, surgidas por mera casualidad y que acabarán teniendo el mismo destino que todo lo demás: la nada.
Creo que casi cualquier católico maduro conoce el ateísmo, en el sentido no solo de que vive marinado en un entorno abiertamente hostil, sino también de que las dudas de fe son habituales en los hombres de fe.
Así, estoy convencida de que un creyente entiende mejor a un ateo que al contrario.
Supongamos que usted llega a la triste conclusión de que el universo no tiene sentido ni finalidad, y que somos “como verduras de las eras”. ¿Qué sentido puede tener reunirse para comunicar semejante ‘bajón’?
¿En qué esperas mejorar a la humanidad diciéndole que su vida carece de sentido, que es fruto del ciego azar, que su destino es la eterna nada? ¿Cuál creen que sería el comportamiento de toda una sociedad que piense así, cuáles serían sus incentivos?
No sé qué se responderá esta gente, pero entiendo que no llenen ni un autobús en sus tenidas. No veo nada animante, apetecible, interesante en todo el asunto.
Hace ya algunos años se abrió, creo que en Estados Unidos, patria de toda rareza social, un templo ateo. Sus organizadores querían diseñar una liturgia, definir días de fiesta, proponer figuras a modo de santos del ateísmo como modelos o precursores. No les envidio la parroquia, la verdad.
Sencillamente, la nada no es muy atractiva. Y, desde luego, siempre he pensado que si algún día perdiera la fe, lo último que querría en este mundo es reunirme con otros en las mismas circunstancias para celebrar lo que no creo, ir a la ‘iglesia’ -aunque no se llame así- o participar en rituales absolutamente vacíos.
Si alguna ventaja tiene ser incrédulo, digo yo, es librarse para siempre de todo clericalismo, no cambiar uno con sentido por otro sin sentido alguno.
Una parte importante de los ateos que conozco lo viven como una desgracia. Y en casi todos es algo en lo que no les apetece regodearse, menos aún celebrar.
Fuente: Extractado de Actuall, 15/11/2017


lunes, 13 de noviembre de 2017

De ateo convencido a científico creyente



“No me he convertido en cristiano negando la ciencia sino gracias a ella”
Günter Bechly, represaliado tras renunciar a su ateísmo. “Soy un cristiano católico y me opongo firmemente al ateísmo, el materialismo, el naturalismo y el cientifismo”, afirma este reconocido paleontólogo que trabaja en favor de la teoría del Diseño Inteligente.

Resultado de imagen para Günter Bechly“Soy un científico alemán, cristiano católico y me opongo firmemente al ateísmo, el materialismo, el naturalismo y el cientifismo. No he llegado a ser cristiano a pesar de ser un científico, sino por eso. […] Soy escéptico de la teoría neodarwinsta de la macroevolución y apoyo la teoría del Diseño Inteligente por razones puramente científicas”.
De esta forma se define el científico y reconocido paleontólogo alemán Günter Bechly, miembro del Centro de Ciencia y Cultura del Discovery Institute, quien fue represaliado tras renunciar a su ateísmo
Nacido y formado en una familia secular y agnóstica, hasta los 30 años a Bechly (ocho especies de insectos llevan su nombre) solo le interesaba “la naturaleza y las ciencias naturales”, completamente ajeno a la experiencia de Dios, recuerda.

Del ateísmo…
Sin embargo, en 2009 sucedió algo que le cambió la vida y, de la mano de la ciencia, llegó su conversión. Ese año fue invitado por el Museo de Historia Natural de Stuttgart, en Alemania, a celebrar el bicentenario del nacimiento de Charles Darwin organizando una relevante exposición titulada: ‘Der Fluss des Lebens. 150 Jahre Evolutionstheorie’ (‘El flujo de la vida. 150 años desde la Teoría de la Evolución’), según una información publicada recientemente en Portaluz.
El propósito de Bechly en esa exposición era conseguir que los visitantes rechazaran los argumentos del Diseño Inteligente y el Creacionismo, confrontados a la teoría de la evolución. Es decir que salieran de la exposición debilitados en la fe en un Dios Creador y la verdad revelada.
De esta manera, el científico se propuso presentar con rigurosidad la mejor literatura al respecto al mismo tiempo que la obra principal de Darwin, El Origen de las Especies, junto a una pedagógica maqueta que validaba sus ideas.
Cabe recordar que Bechly era admirador de Richard Dawkins, científico que ha calificado la fe en Dios como “delirio” y al creacionismo como “falsedad ridícula y que causa estupidez”.

…a la conversión de la mano de la ciencia
Sin embargo, cuenta este paleontólogo que, cuando tuvo en sus manos los libros de varios defensores del Creacionismo, una literatura que consideraba despreciable, para su sorpresa se dio cuenta de que los argumentos que presentaban no eran frágiles ni alejados de un adecuado raciocinio, como presuponía.
De esta manera, pronto confirmaría que “los dogmáticos no están exclusivamente en el lado religioso, sino también muy fuertemente en el lado de los materialistas y biólogos evolutivos, quienes definitivamente evitan transparentar la discusión”, como denunciaba posteriormente en un vídeo (original en alemán) donde Bechly testimonia su conversión de ateo materialista a creyente en Dios, nacida en aquel año de la mano precisamente de la ciencia.

Tal como le ocurrió al leer aquellos libros sobre el Creacionismo, en el vídeo advierte de que “esto no sonará tan religioso, sino más bien expresa argumentos científicos”.
Los partidarios del evolucionismo, dice Günter, no daban respuesta o estas eran insuficientes a las interrogantes que comenzó a plantear. ¿Cómo iba a ser posible para los seres vivos dar pasos evolutivos gigantescos en períodos de tiempo muy cortos? les interpelaba.
Matemáticamente, estos períodos no podían conciliarse con los postulados de la genética evolutiva. Otro punto crucial de su crítica estaba centrado en que no existen hallazgos fósiles de supuestas especies de transición entre los grupos que evolutivamente descenderían unos de otros.
Represalias por seguir las huellas del Creador
Después hacer pública su conversión y críticas, llegaron las represalias: Bechly fue forzado a presentar la renuncia al cargo que tenía en el Museo de Historia Natural de Stuttgart, aunque ese hecho no detuvo su proceso de conversión a Cristo, sino que le motivó a seguir compartiendo el diálogo fe-ciencia en el que creía firmemente.
No me he convertido en cristiano negando la ciencia sino gracias a ella. Mi conversión se basó exclusivamente en una evaluación crítica de datos empíricos y argumentos filosóficos, siguiendo la evidencia”, insiste.
Soy escéptico de la teoría darwiniana de la evolución y apoyo la teoría del Diseño Inteligente por razones puramente científicas y metafísicas… Estoy convencido de que el diseñador inteligente es Dios”, concluye.

 13 NOVIEMBRE, 2017