¿Pero realmente
hay motivos para beatificar a Isabel la Católica? No uno, sino diez.
El proceso de beatificación de Isabel la
Católica sigue estancado. Coincidiendo con el aniversario de su nacimiento,
Enraizados ha lanzado una campaña de apoyos a esta causa. Su presidente expone
10 motivos por los que merece llegar a los altares.
22/04/2017
Por
sus frutos los conoceréis (Mt. 7,16)
Isabel la Católica nació un 22 abril,
del año 1451, en Madrigal de las Altas Torres. Aprovechando tal fecha, la
asociación Enraizados ha lanzado una campaña de adhesiones al proceso de beatificación iniciado
en la Diócesis de Valladolid. En las primeras horas, las adhesiones de todas
las partes del mundo superan las 1.500.
Muchos son los motivos que justifican
su beatificación. Los sintetizamos en diez:
1.- Vida de fe y sacramental
Isabel la Católica llevó una vida de
fe y asiduidad a los sacramentos. Acudía frecuentemente a la confesión y a la
Eucaristía. Colaboró estrechamente con una de sus damas, Teresa Enríquez, muy
devota de la Eucaristía, en la creación de asociaciones eucarísticas para
acompañar al Santísimo Sacramento. El comienzo de su testamento es una
clara muestra de su fe. En él se encomienda a Dios Padre, a Cristo, a la Virgen
y a algunos santos en particular: “Si es cierto que hemos de morir, es incierto
cuándo y dónde moriremos, por ello debemos vivir y estar preparados
como si en cualquier momento hubiésemos de morir“. No se
detuvo la espiritualidad de la Reina en lo externo y material, sino que,
penetrada por lo profundo del misterio de la Eucaristía, dirige una real
cédula, el 17 de agosto de 1501, a todos los obispos de sus Reinos sobre el
cuidado del Sacramento.
2.-
Compromiso con Dios y con el prójimo
Es la primera que reconoce, como
afirma el historiador Luis Suárez, que los habitantes de América son hombres
como los demás, que han sido redimidos por Cristo y tienen que ver reconocidos
sus derechos humanos. Esta actitud marcó un importantísimo precedente en
los debates que más adelante se desarrollarían, con consecuencias teológicas y
políticas. "Dios nos ha hecho a todos
libres, iguales y en búsqueda de la felicidad", ése es su testamento.
3.-
Magnanimidad
El comienzo del reinado de Isabel es
el resultado de una guerra civil desencadenada por los nobles castellanos para
suceder a Enrique IV. Tras ser coronada, la monarca reinará sin tomar
represalias, pactando con quienes se sublevaron en su contra y garantizándoles
que no sufrirían prejuicios, sino que seguirían desempeñando las funciones
sociales y el nivel que hasta entonces ocupaban. Puesto que en la historia universal
pocos son los conflictos que se cierran sin el aplastamiento de los enemigos,
este episodio dice mucho acerca del carácter extraordinario de Isabel.
4.-
Austeridad
Isabel no hizo uso de su condición de
reina para evitarse los sufrimientos o llevar una vida más cómoda: “Su modestia
personal y mansedumbre admirables”, afirmaba Pedro Mártir de Anglería. “Ni en los dolores que padecía de sus
enfermedades, ni en los del parto, que es cosa de grande admiración, nunca
la vieron quejarse, antes con increíble y maravillosa fortaleza los sufría y
disimulaba”, atestiguaba Lucio Marineo Sículo.
5.-
Humildad
En el trato con quienes la rodean, la
Reina Católica da claras muestras de humildad al dejarse aconsejar. Lejos
de la imagen de los reyes autoritarios, Isabel permite que Fernando de
Talavera, su confesor y asesor, le aconseje antes de tomar sus decisiones.
6.-
Vocación hacia la evangelización
Una de las principales pruebas de
esta vocación se encuentra de nuevo en América. Isabel de Castilla ve en el
continente americano un reto para la extensión de la Buena Noticia a quienes
hasta entonces no habían tenido oportunidad de conocerla. Gracias a
ella, millones de personas en América han visto abiertas las puertas de la fe a
lo largo de los siglos. Igualmente, la conquista de
territorios bajo dominio musulmán comportó una suave política de conversión que
tenía como objetivo la unificación del reino bajo la religión católica. Es de
destacar que a diferencia del Norte de África donde la fe nunca se ha podido
recuperar, la Península Ibérica ha gozado de los frutos del cristianismo
gracias a esa epopeya de la Reconquista que culminaron los Reyes Católicos.
7.-
Lucha por los derechos humanos
La España de los Reyes Católicos no
consideró los territorios del otro lado del Atlántico como colonias. Sus
habitantes eran ciudadanos y, según el decreto de 1500, ningún indio
podía ser hecho esclavo. Determinó que los indios seguirían siendo los
propietarios de las tierras que les pertenecían con anterioridad a la llegada
de los españoles.“Y no consientan ni den lugar que los
indios reciban agravio alguno en sus personas y sus bienes, mas manden que sean
bien y justamente tratados, y si algún agravio han recibido, lo remedien”,
señaló la Reina en su testamento.
8.-
Responsabilidad moral como gobernante
En su guía para gobernar, Isabel
tenía claro que todos los poderes del Estado y toda la legislación tienen que
someterse al orden moral. Siguiendo la tradición del derecho medieval, la
moral se encuentra por encima de cualquier otra consideración. Según cuenta el historiador Luis Suárez, en una
carta dirigida a su marido, que había sufrido un atentado y se encontraba
grave, le dice: “Acuérdate de que tenemos que rendir cuentas ante Dios, y las
cuentas que nos va a pedir a nosotros, los reyes, son mucho más estrechas que
las que pide a ninguno de nuestros súbditos”.
9.-
Mujer y madre
Isabel fue mujer y madre. Vuelve a
ratificar Luis Suárez que “aplicó el sentido de la feminidad, la intuición, el
afecto, la capacidad comprensiva, a todas sus empresas”. Y lo que
establece de una manera clara Isabel es el derecho de la mujer a reinar. Isabel
establece que no hay diferencia en cuanto a la capacidad de gobierno entre
hombre y mujer, y así educa a sus hijas, y así procede ella misma también.
10.-
La caridad
Si bien esta virtud la hemos visto ya
en la gran empresa que culmina en la Evangelización de América puede destacarse
especialmente en cómo acoge a los hijos ilegítimos de la mujer de
Enrique IV, Pedro y Andrés. Los educa y los cuida.
Cuida también de los ilegítimos de su
marido, cuida de los hijos del cardenal Mendoza, y siente hacia todos ellos una obligación de
afecto que va más allá del simple ejercicio de la caridad.
* José Castro es presidente de la
asociación Enraizados.