lunes, 2 de abril de 2018

Octava de Pascua

Amazing Jesus!



☀ sinos e luzes - Forest Sunbeams


En la sorpresa hay asombro 
ante el bien inesperado, 
por esa “medida buena, 
apretada y rebosante” 
que excede lo imaginado.

Lo que nos traen las sorpresas, 
-como el abrir un regalo- 
es la experiencia de un gozo 
que por ser don e imprevisto, 
es doblemente gozado.

Jesús, el Verbo Encarnado, 
después de resucitado, 
no deja de sorprender 
a los suyos muchas veces, 
de mil diferentes modos.

A las mujeres que, tristes, 
y hacia su Cuerpo piadosas, 
le llevaban los aromas, 
los ángeles que lo asisten 
advertirán de su gloria.

Personalmente consuela 
a Magdalena que llora, 
de su alegría la colma, 
y la pone a la vanguardia 
en anunciar su victoria.

A los Once que, reunidos, 
se mantienen encerrados 
por temor a los judíos, 
los visita y deja pruebas
de que en verdad está vivo.

En especial a Tomás 
le muestra su humanidad 
tan gloriosa y tan marcada, 
que él responde conmovido: 
“¡Señor mío y Dios mío!”

Durante cuarenta días, 
a ellos y a muchos otros, 
los sorprende con su amor 
y el perdón que les renueva 
el llamado a la misión.

Y se irán por todo el mundo, 
sorprendiendo con la luz 
de un Sol que no tiene ocaso 
y una fuente de agua viva 
donde brota la salud.

Así su gracia sorprende 
a lo largo de los siglos
tanto a viejos como a niños, 
poniendo en su corazón 
un nuevo y extraño ardor.

Entonces los que eran débiles,
-sólo un puñado de barro, 
hato de fragilidades- 
de modo maravilloso 
llegan a santos y mártires.

¡Oh Jesucristo admirable!
Tú que reinas junto al Padre, 
con humildad te lo pido:
¡Sorpréndeme hoy y siempre, 
sorpréndeme eternamente!
MGdeJ