martes, 13 de junio de 2017

Héroes de hoy

Este médico atiende en Sudán del Sur a 400 personas al día, caigan bombas o se vaya la luz
Cura, opera, atiende los partos, a mayores, pequeños... y todo en un hospital precario, a veces sin agua ni luz, y con colas interminables de pacientes. Le han concedido el Premio Aurora, pero su premio es los cientos de vidas que ha salvado.
Dr. Tom Catena
Da testimonio con el ejemplo, sin pedir nada a cambio, día a día, sin mirar las colas de personas que se acumulan con necesidades básicas que si no fuese por él nadie podría atender. Es el único sustento de más de medio millón de personas, y acaba de recibir el Premio Aurora, dotado con 100.000 dólares, con el que podrá modernizar un poco el hospital donde trabaja.
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Tom Catena, de 53 años, médico católico y misionero laico, es prácticamente el único doctor en cientos de millas a la redonda, en las Montañas Nuba, en Sudán del Sur.
Calcula que es el único médico para 400.000 o 700.000 personas. Su hospital tiene 435 camas, se llama Madre de Misericordia, funciona con el trabajo de enfermeros locales y la financiación que llega de la CMMB (cmmb.org), una veterana ONG médica católica con sede en Nueva York.
Tom Catena amputa a los heridos de la guerra de Sudán, atiende a los enfermos de fiebres tifoideas, asiste en partos, cuida bebés, opera apendicitis... Con ayuda de sus enfermeros, atiende a unas 400 personas al día.
Hace dos años, en 2015, explicaba a un periodista del New York Times, que en su hospital han caído once bombas. Ahora serán más. Al principio él y los demás (sanitarios y enfermos) huían, se encerraban en un sótano… ahora casi ni prestan atención. A veces operan sin luz, y sin agua, y sin aparato de rayos-x.
Ahora va a poder mejorar algunas cosas, porque le han galardonado -a él, seleccionándolo de entre 250 nominados- con el Premio Aurora (auroraprize.com/es/), que consta de unos cien mil dólares. Este es un premio peculiar: lo financian unas fundaciones de origen armenio que quieren recordar durante 8 años el Genocidio Armenio que tuvo lugar de 1915 a 1923. Cien años después, quieren dar un premio anual a quien haga lo contrario que en el genocidio: a quien ayude, cure, proteja…
“En memoria de los sobrevivientes acogeremos a todos aquellos que creen en la humanidad compartida”, asegura la organización del premio. Más aún, Tom no sólo recibe sus cien mil dólares, sino que puede designar otras entidades que él aprecie para que se repartan hasta un millón de dólares. 
Lo cierto es que en el hospital Madre de Misericordia, en las Montañas Nuba, falta de casi todo. Algunos tratamientos que practica para los amputados son “de la época de la Guerra Civil americana”, es decir, del siglo XIX. El doctor Tom lleva ya 10 años en las Montañas Nuba y sirve cada día del año, de lunes a domingo, a cualquier hora. Unos cuantos días al año no puede servir porque está inconsciente con malaria. Su sueldo oficial es de 350 dólares al mes.
Él está en África por Cristo, por la fe, dice. “Recibí muchas bendiciones desde que nací: una familia amorosa, una gran educación… creo que mi obligación como humano y cristiano es ayudar”, explicaba al New York Times.
Desde joven, en su pueblo neoyorquino de Amsterdam, Tom Catena pensaba en hacer “cosas de misionero”. Le gustaba la medicina, y se graduó en medicina con una beca de la Marina norteamericana en la Duke University. Estuvo 2 años haciendo prácticas en Kenya y otros 6 años en Nairobi, en otro hospital católico. Y en 2008 llegó a las Montañas Nuba, en el Kordofán Sur, al hospital  recién abierto por el obispo de El Obeid, Macram Gassis y las Misiones Médicas. Lo primero que le impresionó fue la gran cantidad de gente dañada y traumatizada por las heridas de más de 20 años de guerra civil, oficialmente de 1983 a 2005. Los islamistas de Sudán del Norte habían sido duros con las poblaciones de etnia nuba de Sudán del Sur.
Y cuando llevaba allí 3 años, la guerra volvió, con combates entre facciones del Sur a partir de 2011. Todo el personal extranjero dejó el hospital: solo quedó él. 
“Como el único médico del único hospital grande de las Montañas Nuba, no podía irme con buena conciencia. Además, como misionero laico, sentía que era importante mostrar la presencia de la Iglesia en este tiempo en necesidad, que la Iglesia no abandona a su gente cuando llega una crisis”, explica en la web de la CMMB.
A falta de medicinas y tratamientos avanzados, el doctor Tom tiene claro que no puede faltar el abrazo, la caricia, el toque físico, y más a los enfermos y amputados que son rechazados por sus sociedades, clanes o tribus. “Ven que sus cuerpos se deshacen, pero si les tocas, si les das la mano, le das una palmada en la espalda, bromeas con ellos… saben que son parte de la raza humana, como cualquier otro”.
Cómo alcanzar la plenitud: darlo todo
En 2015 le pidieron que diera un discurso a los estudiantes que se graduaban en la Brown University. “Todo el mundo busca la felicidad, todos buscan la plenitud. Pienso que si queréis plenitud en esta vida, os sugiero libraros de todo lo que tenéis. Vended todo lo que tenéis. Libraos de vuestras cargas y vivid una vida de servicio pleno y total para otros. Si hacéis eso, veréis que la recompensa es increíble. Ese es el reto que os lanzo”.

Fuente: Extractado del Actuall, 13/6/2017.