Cura, opera, atiende los partos,
a mayores, pequeños... y todo en un hospital precario, a veces sin agua ni luz,
y con colas interminables de pacientes. Le han concedido el Premio Aurora, pero
su premio es los cientos de vidas que ha salvado.
Dr. Tom Catena |
Da testimonio con el ejemplo, sin pedir nada a cambio, día a día, sin
mirar las colas de personas que se acumulan con necesidades básicas que si no
fuese por él nadie podría atender. Es el único sustento de más de medio millón
de personas, y acaba de recibir el Premio Aurora, dotado con 100.000 dólares,
con el que podrá modernizar un poco el hospital donde trabaja.
Tom Catena, de 53 años, médico católico y misionero laico, es prácticamente el único doctor en cientos de millas a la redonda, en
las Montañas Nuba, en Sudán del Sur.
Calcula que es el único médico para 400.000 o 700.000 personas. Su hospital tiene 435 camas, se llama Madre de Misericordia,
funciona con el trabajo de enfermeros locales y la financiación que llega de la CMMB
(cmmb.org),
una veterana ONG médica católica con sede en Nueva York.
Tom Catena amputa a los heridos de la guerra de Sudán, atiende a los enfermos
de fiebres tifoideas, asiste en partos, cuida bebés, opera apendicitis...
Con ayuda de sus enfermeros, atiende a unas 400 personas al día.
Hace dos años, en 2015, explicaba a un periodista del New York Times,
que en su hospital han caído once bombas. Ahora serán más. Al
principio él y los demás (sanitarios y enfermos) huían, se encerraban en un
sótano… ahora casi ni prestan atención. A veces operan sin luz, y sin
agua, y sin aparato de rayos-x.
Ahora va a poder mejorar algunas cosas, porque le han galardonado -a él,
seleccionándolo de entre 250 nominados- con el Premio Aurora (auroraprize.com/es/), que
consta de unos cien mil dólares. Este es un premio peculiar: lo financian unas
fundaciones de origen armenio que quieren recordar durante 8 años el Genocidio Armenio que
tuvo lugar de 1915 a 1923. Cien años después, quieren dar un premio anual a
quien haga lo contrario que en el genocidio: a quien ayude, cure, proteja…
“En memoria de los sobrevivientes acogeremos a todos aquellos que creen
en la humanidad compartida”, asegura la organización del premio. Más aún, Tom
no sólo recibe sus cien mil dólares, sino que puede designar otras
entidades que él aprecie para que se repartan hasta un millón de dólares.
Lo cierto es
que en el hospital Madre de Misericordia, en las Montañas Nuba, falta de casi
todo. Algunos tratamientos que practica para los amputados son “de la época de
la Guerra Civil americana”, es decir, del siglo XIX. El doctor Tom
lleva ya 10 años en las Montañas Nuba y sirve cada día del año, de lunes a
domingo, a cualquier hora. Unos cuantos días al año no puede servir porque
está inconsciente con malaria. Su sueldo oficial es de 350 dólares al mes.
Él está en África por Cristo, por la fe, dice. “Recibí muchas bendiciones desde que nací: una familia amorosa, una gran
educación… creo que mi obligación como humano y cristiano es ayudar”, explicaba
al New York Times.
Desde joven, en su pueblo neoyorquino de Amsterdam, Tom Catena pensaba
en hacer “cosas de misionero”. Le gustaba la medicina, y se graduó en medicina
con una beca de la Marina norteamericana en la Duke University. Estuvo
2 años haciendo prácticas en Kenya y otros 6 años en Nairobi, en otro
hospital católico. Y en 2008 llegó a las Montañas Nuba, en el Kordofán
Sur, al hospital recién abierto por el obispo de El Obeid,
Macram Gassis y las Misiones Médicas. Lo primero que le impresionó fue
la gran cantidad de gente dañada y traumatizada por las heridas de más
de 20 años de guerra civil, oficialmente de 1983 a 2005. Los islamistas de
Sudán del Norte habían sido duros con las poblaciones de etnia nuba de Sudán
del Sur.
Y cuando llevaba allí 3 años, la guerra volvió, con
combates entre facciones del Sur a partir de 2011. Todo el personal
extranjero dejó el hospital: solo quedó él.
“Como el único médico del único hospital grande de las Montañas Nuba, no
podía irme con buena conciencia. Además, como misionero laico, sentía
que era importante mostrar la presencia de la Iglesia en este tiempo en
necesidad, que la Iglesia no abandona a su gente cuando llega una
crisis”, explica en la web de la CMMB.
A falta de medicinas y tratamientos avanzados, el doctor Tom tiene claro
que no puede faltar el abrazo, la caricia, el toque físico, y más a los
enfermos y amputados que son rechazados por sus sociedades, clanes o
tribus. “Ven que sus cuerpos se deshacen, pero si les tocas, si les das la
mano, le das una palmada en la espalda, bromeas con ellos… saben que son parte
de la raza humana, como cualquier otro”.
Cómo alcanzar la plenitud: darlo todo
En 2015 le pidieron que diera un discurso a los estudiantes que se
graduaban en la Brown University. “Todo el mundo busca la felicidad, todos
buscan la plenitud. Pienso que si queréis plenitud en esta vida, os sugiero
libraros de todo lo que tenéis. Vended todo lo que tenéis. Libraos
de vuestras cargas y vivid una vida de servicio pleno y total para otros. Si
hacéis eso, veréis que la recompensa es increíble. Ese es el reto que os
lanzo”.
Fuente: Extractado del Actuall, 13/6/2017.