jueves, 24 de agosto de 2017

Protector de las escuelas argentinas: San José de Calasanz

Sacerdote consagrado a la educación de los pobres; fundador de las primeras escuelas gratuitas. Pío XII lo designó patrón de las escuelas públicas cristianas.

Este Santo es el Protector de las escuelas argentinas, declarado por la Ley Nacional Nº 24.978 del 8 de julio de 1998 que reconoce a San José de Calasanz, “protector de las escuelas primarias y secundarias del Estado y establecimientos de enseñanza incorporados” a la enseñanza oficial. Dicha Ley manda que “los días veinticinco de agosto de cada año, fecha en que se conmemora la muerte de este ilustre precursor, se realizarán actos en las escuelas precitadas, con la presencia de alumnos, en los que se pondrá de manifiesto la obra pedagógica realizada por este fundador y los beneficios sociales alcanzados con la instrucción y educación popular”.

Procuremos vivir unidos a Cristo y agradarle sólo a Él.
De los escritos de San José de Calasanz, presbítero

Nadie ignora la gran dignidad y mérito que tiene el ministerio de instruir a los niños, principalmente a los pobres, ayudándolos así a conseguir la vida eterna. En efecto, la solicitud por instruirlos, principalmente en la piedad y en la doctrina cristiana, redunda en bien de sus cuerpos y de sus almas, y, por esto, los que a ello se dedican ejercen una función muy parecida a la de sus ángeles custodios.
Además, es una gran ayuda para que los adolescentes, de cualquier género o condición, se aparten del mal y se sientan suavemente atraídos e impulsados a la práctica del bien. La experiencia demuestra que, con esta ayuda, los adolescentes llegan a mejorar de tal modo su conducta, que ya no parecen los mismos de antes. Mientras son adolescentes, son como retoños de plantas que su educador puede inclinar en la dirección que le plazca, mientras que, si se espera a que endurezcan, ya sabemos la gran dificultad o, a veces, la total imposibilidad que supone doblegarlos.
La adecuada educación de los niños, principalmente de los pobres, no sólo contribuye al aumento de su dignidad humana, sino que es algo que merece la aprobación de todos los miembros de la sociedad civil y cristiana: de los padres, que son los primeros en alegrarse de que sus hijos sean conducidos por el buen camino; de los gobernantes, que obtienen así unos súbditos honrados y unos buenos ciudadanos; y, sobre todo, de la Iglesia, ya que son introducidos de un modo más eficaz en su multiforme manera de vivir y de obrar, como seguidores de Cristo y testigos del Evangelio.
Los que se comprometen a ejercer con la máxima solicitud esta misión educadora han de estar dotados de una gran caridad, de una paciencia sin límites y, sobre todo, de una profunda humildad, para que así sean hallados dignos de que el Señor, si se lo piden con humilde afecto, los haga idóneos cooperadores de la verdad, los fortalezca en el cumplimiento de este nobilísimo oficio y les dé finalmente el premio celestial, según aquellas palabras de la Escritura: Los que enseñaron a muchos la justicia brillarán como las estrellas, por toda la eternidad.
Todo esto conseguirán más fácilmente si, fieles a su compromiso perpetuo de servicio, procuran vivir unidos a Cristo y agradarle sólo a él, ya que él ha dicho: Cada que lo hicisteis con uno de éstos, mis humildes hermanos, conmigo lo hicisteis.

Oración
Señor, Dios nuestro, que has enriquecido a san José de Calasanz con la caridad y la paciencia, para que pudiera entregarse sin descanso a la formación humana y cristiana de los niños, concédenos, te rogamos, imitar en su servicio a la verdad al que veneramos hoy como maestro de sabiduría. Por nuestro Señor Jesucristo.


miércoles, 23 de agosto de 2017

El nombre de las cosas - 4 - Queda prohibido decir “futura madre”

Si puedes forzar a la gente a pensar que no existen hombres y mujeres, sino que los sexos son algo fluido y cambiante, el Estado sabe que ya nada le puede detener.


Advertir de que la corrupción del lenguaje es el cáncer que arruina las sociedades es algo tan repetido que uno se sorprende de que suceda ante nuestros ojos y sean tan pocos los que reaccionen.
Podríamos empezar citando a los clásicos, o el no menos certero newspeak orwelliano, pero en esta ocasión, recurriré a Julio Camba: “Si las designaciones son justas, el orden reina; si son equívocas, reina el desorden” –es la cita china con que Camba encabeza su “Haciendo de República”-, que sigue: “El que confunde las designaciones corrompe el lenguaje. Las cosas prohibidas  sustituyen entonces a las permitidas. La inexactitud toma el lugar de la exactitud y lo falso ocupa el sitio de lo verdadero”.

¿Puede haber un retrato más fiel de nuestro presente desorden?
No falla nunca. Interrupción voluntaria del embarazo, muerte dulce, matrimonio igualitario, solución habitacional… para llegar a la “gestación subrogada”, un modo elegante de designar el alquiler de un cuerpo humano, el cuerpo de alguien tan desesperado como para prestarse a ello por un puñado de dinero.
Pero el futuro de esta práctica de pervertir el lenguaje, lejos de agotarse, promete un despliegue de creatividad que seguirá sorprendiéndonos. Desde Gran Bretaña nos llegan noticias que confirman que el mundo occidental sigue avanzando con entusiasmo por este sendero, el camino de la corrupción y la mentira.
En concreto, la British Medical Association acaba de dar instrucciones para que se deje de usar el término “futura madre”, que debe de ser sustituido por “persona embarazada” (en inglés: “expectant mother” por “pregnant person”). Las directrices afirman que “si bien una amplia mayoría de las personas que se quedan embarazadas son mujeres, no debemos desdeñar los sentimientos de los intersex y los trans que pudieran quedar embarazados”. ¡Que viva lo “médicamente correcto”!
[...] La cesárea tampoco está bien vista por la British Medical Association, quizás porque recuerda al parto de Julio César, que debía de ser probablemente fascista y, con toda seguridad, un odioso hombre blanco heteropatriarcal e imperialista; en vez de esa palabreja que nos recuerda que somos herederos del Imperio Romano, ordenan utilizar de ahora en adelante la expresión “nacimiento por ventana” (“window birth”).
Uno está tentado de tomarse la cosa a guasa, pero por desgracia es mucho más grave de lo que podríamos pensar. Como decíamos al principio, los literatos llevan ya mucho tiempo advirtiendo de esa gravedad, de las nefastas consecuencias de vivir y hablar desde el reino de la mentira. Cuando la British Medical Association dice que “una amplia mayoría de las personas que se quedan embarazadas son mujeres”, dando a entender que existen otras situaciones, está mintiendo.
En el debate que ha seguido a la publicación de estas directrices en el Reino Unido se señaló que el único caso de un “hombre embarazado” que tenemos es el de una mujer (biológica, añadimos, para evitar malentendidos) que no ha perdido ni su útero ni sus ovarios y que decidió posponer su operación quirúrgica de “cambio de sexo” para poder tener un hijo.
Subyace pues en estos intentos de imponer un lenguaje política o, médicamente correctoun rechazo de la realidad, que creemos que puede ser alterada si la nombramos de otro modo, como si sólo fuera una emanación de nuestras mentes (y no, la realidad es real, perdonen el pleonasmo, externa a nuestra mente y no depende del modo en que la designemos); al mismo tiempo que una noción de lo que son las personas francamente deprimente. A base de dinero y presiones se puede pretender que no existen sexos diferenciados, que el pasar de uno a otro solo depende de un poco de cirugía y de unas cuantas pastillas de hormonas. No es verdad. Podremos, externamente, confundir a quien nos observa, pero la realidad de quién somos, inscrita en nuestro ADN, permanece intacta. Y pretender que no es así, obligar a hablar como si no fuera así, es una gran mentira de la que no puede salir nada bueno.
Algunos pensarán que no hay peligro para ellos, pues les queda lejos o, en cualquier caso, usar unas pocas palabras para complacer a unos chalados tampoco es para tanto. Creo, sinceramente, que se equivocan. 
Una vez que puedes forzar a la gente a pensar que no existen hombres y mujeres, sino que los sexos son algo fluido y cambiante, el Estado sabe que ya nada le puede detener. Sabe, por ejemplo, que puede perfectamente asumir el papel de educar a los niños, incluyendo la visión de la sexualidad que antes era tarea reservada a los padres y que ahora corresponde a ese Estado-niñera. Si pueden obligarnos a pensar y actuar contra la evidencia, significa que no estamos lejos de que se arroguen el control total sobre nuestras vidas. Esperemos que al menos nadie diga que no se veía venir.


Fuente: Extractado de www.actuall.com, 7/3/2017

lunes, 21 de agosto de 2017

MARÍA REINA

La coronación de la Virgen


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Dios la eligió como Madre
de su Hijo soberano
y la adornó con más dones
que a ningún otro creado.
En la gradación magnífica
que cielo y tierra contienen:
de las mínimas partículas
a los nobles serafines,
y en medio la maravilla
que significa la vida
con todas sus perfecciones
y su culmen en el hombre;
más la secreta hermosura
que va gestando la gracia
en el recinto sagrado
de corazones y almas;
en esa escala constante
de lo menor a lo grande,
puso el Señor en la cumbre
su mejor obra maestra,
la más acabada y bella:
es la Virgen santa y pura,
la más alta criatura.
Ella, María, es corona
del espléndido universo,
es Ella radiante aurora
que trae al Sol de la gloria;
es mujer inmaculada
y es la Madre traspasada
que en la Cruz con Jesucristo
nos recibió como hijos.
En Ella está la armonía
de la música divina
que derrocha a manos llenas
sobre la humana miseria
para darnos su riqueza
y consolar nuestras penas.
Por eso Dios la corona
con su diadema de estrellas;
por eso el Señor la nombra
de cielos y tierra Reina.


MGdeJ- 2017