Los Down están de moda. El
escritor Marcos Chicot, finalista del Premio Planeta por su novela El
asesinato de Pitágoras, dedicó el galardón a su hija Lucía, de 7
años, que nació con el síndrome.
Y no sólo eso sino que dijo que la niña era la mayor fuente de
satisfacción de su vida. El novelista madrileño aprovechó el escaparate que le
proporcionaba el Planeta para desmontar algunos de los tópicos que siguen
lastrando la imagen de quienes tienen trisomía 21.
Por ejemplo, que su cociente intelectual no se sitúa entre el 25
y el 55, lo que equivale a un retraso entre moderado y severo, sino que, en su
mayoría, el cociente se sitúa entre 40 y 70, lo que equivale a un retraso entre
moderado y leve.
Otra etiqueta, relacionada con la anterior, era su baja, por no
decir nula, capacidad intelectual y de aprendizaje. No es así, lo que ocurre es
que hasta hace poco se les valoraba por su capacidad de expresión oral, que es
la capacidad más afectada en las personas con síndrome de Down. Pero su
capacidad intelectual es superior a su capacidad de expresión oral.
Por esa razón hasta mediados del siglo XX a los niños mongólicos
-como se les llamaba entonces- no se les educaba ni se les escolarizaba. Ahora,
sin embargo, gracias al empeño de médicos y padres, reciben una educación,
aprenden a leer y escribir y muchos terminan con una salida laboral. Cada vez
son más frecuentes los casos de Down que hacen carreras universitarias.
Uno de esos casos es de Noelia Garella, una niña argentina que
tuvo una pésima bienvenida cuando vino al mundo.
“Malas noticias” le dijeron los médicos a su padre después del
parto. “¿Ha muerto?” preguntó éste. “Mucho peor, es Down” le respondieron.
Treinta y un años después, aquella niña que -según los médicos-
no debía haber nacido, es profesora de preescolar y ha traído la felicidad a
sus padres y a sus alumnas.
No lo tuvo fácil. Cuando la llevaron a la guardería, la directora
les dijo a los padres: “Aquí señores ni monstruos, ni síndromes de Down”. Al
problema médico se sumaba el estigma social, la incomprensión y los prejuicios.
Noelia es ahora la primera profesora con síndrome de Argentina y
todo un ejemplo de coraje y superación. Joana Ortiz cuenta su emocionante
historia en http://www.actuall.com/vida/ la-noe-se-convierte-en-la- primera-maestra-con-sindrome- de-down-en-argentina/
No pueden decir lo mismo otros muchos niños Down que no llegan a
ver la luz porque son abortados en el vientre materno. En España, nueve de cada
diez que son diagnosticados síndrome de Down antes de las 22 semanas acaban
muriendo mediante un aborto intencionado.
Es una forma de limpieza étnica, un control de pureza racial de
una sociedad que desprecia al débil, sin reparar en el inmenso tesoro que
supone cada vida humana, por pequeña o aparentemente inútil que sea.
Paradójicamente todos los padres de Down constatan que esos
hijos han sido para ellos un regalo inmerecido. Y que, tras el dolor inicial,
han llenado sus vidas de alegría.
Fuente:
Actuall, 29/10/2016
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