En este preciso momento, un recio combate tiene lugar
entre el espíritu del Anticristo que trata de emerger y el poder político, en
aquellos países que, proféticamente romanos, firme y vigorosamente lo reprimen.
Y de hecho tenemos operando por doquier delante de nuestros ojos, como nuestros
padres lo tuvieron delante de los suyos, un principio feroz y sin ley, un
espíritu de rebelión contra Dios y contra el hombre, que los poderes de
gobierno en cada país apenas pueden con el mayor esfuerzo sujetar. Sea que este
fenómeno del cual somos testigos es ese espíritu del Anticristo (1 Jo 4, 3) que
un día será desencadenado, ese espíritu ambicioso, padre de toda herejía,
cisma, sedición, revolución y guerra –sea que lo sea o no-, al menos sabemos
por las profecías que la presente organización de la sociedad y del gobierno,
mientras sea representativa del poder romano, es aquello que lo retiene, y que
el Anticristo es aquel que surgirá cuando este obstáculo desfallezca. […]
Quiero insistir en esto: en el presente estado de
cosas, cuando el gran objetivo de la educación es aparentemente el
desembarazarse de lo sobrenatural, cuando nos sentimos tentados a burlarnos y
reírnos de la fe en lo que no vemos, cuando se nos enseña a dar cuenta de todo
por medio de hechos conocidos y verificados, a examinar cada afirmación por
medio de la piedra de toque de la experiencia, no puedo dejar de pensar que
esta visión del Anticristo como un poder sobrenatural por venir, es un don
providencial que contrapesa de las malignas tendencias de la época.
Newman, John Henry (2006) Cuatro sermones sobre el Anticristo.
La idea patrística del Anticristo. Buenos Aires: Pórtico.
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