Nos hablan los grandes maestros...
Formación humana
- Hay tan pocos hombres completos. Los
profesores nos preocupamos tan poco de formarlos. Y pocos toman en serio el
llegar a serlo.
- Hay un punto fundamental para que el
hogar sea realmente una escuela y es, el ambiente de un gran idealismo en el
hogar… Si no hay ambiente de idealismo generoso no habrá vida honesta, porque
no habrá fuerza para aceptar los sacrificios que supone la honradez de vida.
- Toda formación que no modela la
personalidad propia, sino que se deja avasallar y aplastar por las cosas, es
una formación deforme. La formación ha de ser “sabiduría”.
- Toda verdadera experiencia estética
es un peldaño para el mismo Dios. Esta es la actitud del humanismo cristiano,
abierto a todos los valores, porque son vestigios de Dios en la creación. El
cultivo del arte nos llevará, pues, a Dios.
- La historia comprueba que siempre que
decrece la vida cristiana, baja también con ella el nivel de cultura. Cuando
desaparece la cultura humanística se introduce la barbarie.
Formación social
- ¡Responsabilidad! ¡Responsabilidad!
¡Responsabilidad!. Es una palabra que los educadores han de predicar en todos
los tonos y en todos los momentos a los educandos.
- Cada mañana un examen de previsión:
¿Qué buena obra puedo hacer hoy? Y cada noche, un examen retrospectivo: ¿he
procurado servir, ser amable, alegrar… hoy a los demás?
- Fiarse de los obreros, fiarse de los jóvenes,
fiarse de los niños, es una virtud profundamente formadora. Aquellos que nunca
han tenido alguien que se fíe de ellos, no han visto brillar la más bella
estrella de su vida. Podrán decir a sus padres y educadores, con razón:
“hubiera sido diferente si alguien hubiese tenido fe en mí”.
- La mayor parte de los juegos tienen un elemento de
formación social, por cuanto al jugar se observan determinadas reglas que todos
deben cumplir como en la vida real. La formación de orquestas y coros y las
representaciones teatrales, tienen un valor de educación social bien efectivo,
por la coordinación de fuerzas que supone la producción de un todo armónico.
- La formación profunda de la voluntad
no puede ser la obra de un maestro. Es la obra de todos los educadores unidos
en un mismo ideal y una colaboración constante… Que los educadores se persuadan
que son solidarios los unos de los otros, que sus esfuerzos deben ir unidos y
que comiencen por ofrecer a sus alumnos el espectáculo de la colaboración.
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