viernes, 4 de septiembre de 2015

El orden y la educación (1 de 4)


Guarda el orden y el orden te guardará.
Adagio latino.
 ¿Por qué hablamos del orden? 

Hoy orden pertenece al grupo de los términos políticamente incorrectos, que requieren explicaciones, que molestan al oído de algunos.
Resultado de imagen para escritorioY sin embargo, tenemos que admitir que sin orden no se puede estudiar ni trabajar, ni producir nada positivo. Sin orden se harían imposibles nuestras existencias, la del mundo, y se torna impensable la ciencia.

¿A qué hacemos referencia cuando hablamos de orden?
Hay un orden externo, objetivo, que se manifiesta cuando cada cosa está en su lugar, espacial o temporalmente. Es lo que hace que hallemos lo que dejamos en un sitio, si es el habitual o el apropiado. Es lo que hace que podamos citarnos a una hora y encontrarnos efectivamente, no sólo porque hemos sido puntuales, sino porque el sol y la tierra y todo el universo se comportaron ordenadamente, según reglas o leyes internas, naturales. Ese orden físico y natural es exterior a nuestra mente e interior a las cosas.
         
Otra faceta se nos presenta al ejercer nuestra capacidad de dominio del mundo ordenando físicamente distintos objetos. Todas las técnicas elaboradas por el hombre, desde prender un fuego o labrar la tierra, hasta la ingeniería genética, consisten en ordenar o reordenar objetos. Todas las artes se cifran en lograr determinados ordenamientos sean de sonidos, formas, colores, palabras, espacios o movimientos.
Resultado de imagen para orden y belleza de la naturaleza
Cuando nuestro pensamiento se torna ordenado se hace capaz de las ciencias, es decir, de saberes ordenados que descifran el orden inmerso en la realidad y lo expresan como leyes. Las ciencias no crean el orden: lo descubren. Pero el orden de la realidad es tan complejo que jamás lo agotamos. Por eso cada descubrimiento conduce a otro nuevo.

La comprensión de que existen leyes que rigen el mundo hace que lo experimentemos como cosmos, término acuñado por los griegos que destaca el orden, la armonía de un universo dado, en contraposición al caos o desorden.
Pero he aquí que el orden del universo físico es profundo al punto que hasta los sucesos aleatorios que a simple vista nos parecen caóticos o desordenados, como los fenómenos atmosféricos, se pueden estudiar y predecir matemáticamente. La llamada “teoría del caos” estudia tales procesos y desentraña sus comportamientos.
El orden del universo es la armonía de lo diverso. Y lo diverso se manifiesta desde lo elemental a lo complejo, desde las formas y procesos básicos a los superiores, lo cual implica gradación y jerarquía. Este concepto hizo, por ejemplo, que Mendeleiev formulara la Tabla Periódica de los elementos químicos y hasta pudiera predecir las propiedades de algunos elementos que en su época aún no se conocían.

                          
Las proporciones son una manifestación del orden. Es maravilloso descubrir la proporción áurea en la distribución de los pétalos en las flores, de las hojas en los tallos, de las nervaduras en las hojas, en las escalas musicales, en las proporciones de los insectos y de nuestro propio cuerpo.
La salud es un estado de orden, de armonía, que abarca desde las células hasta la mente.
Donde hay ser, donde hay belleza, existe algún orden.



Fuente: Ianantuoni, Elena (2010) Pedagogía de la sexualidad. Buenos Aires: Bonum. 2ª Ed. 2ª Parte. Cap. III. p. 119.


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