miércoles, 9 de marzo de 2016

Enséñame a ser generoso

Heroínas de todos los días, mártires de hoy.


Yemen del sur. Mañana del 4 de marzo de 2016. Las Misioneras de la Caridad que atienden en un asilo a sesenta ancianos y discapacitados, sirven, como todos los días, el desayuno a sus asistidos.
Saben que arriesgan sus vidas en ese humilde y silencioso servicio a Cristo sufriente en los pobres, que realizan sin distinción de credos. Pero el odio asesino, odio a la fe, está al acecho, y las acribillan brutalmente junto a otras doce personas.
Dos de las hermanas asesinadas, con sus delantales de trabajo.
La prensa mundial apenas registró la noticia, cuando dedica ríos de tinta a los escándalos.
Una de las oraciones que ellas rezaban cada mañana al iniciar su jornada, después de la Misa y que elevaron antes de su martirio, dice así:


Señor, enséñame a ser generoso.
Enséñame a servirte como lo mereces;
a dar y no calcular el costo,
a luchar y no prestar atención a las heridas,
a esforzarme y no buscar descanso,
a trabajar y no pedir recompensa,
excepto saber que hago tu voluntad.


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