"Hermanos míos, mi maestro me prohibió en vida revelar las maravillas de que fui testigo. Una de ellas es que adquirió la ciencia, no por industria humana, sino por el mérito de la oración; porque cuantas veces se ponía a estudiar, leer, escribir o dictar, recurría primero a la oración y rogaba con lágrimas a fin de encontrar en la verdad los misterios divinos; y como estuviera en la incertidumbre antes de la oración, por el mérito de ella volvía instruido..."Pedro Calo, Vita Sancti Thomae Aquinatis.
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