El Dr.
Biscet, médico cubano, relata las aberraciones que se cometían en hospitales
cubanos con bebés que nacían vivos y eran asesinados, lo que le llevó a
denunciarlo ante el mismísimo Fidel Castro. Después de esto experimentó la mano
de hierro de la dictadura castrista.
Dr. Biscet |
Todo comenzó en
1997 cuando este médico que se había postulado públicamente a favor de la vida
en un país como Cuba se enteró de las atrocidades que se estaban cometiendo en
el hospital Hijas de Galicia, aunque luego supo que se daban también en otros
hospitales del país.
Entonces decidió
que debía recabar pruebas de las barbaridades que allí se cometían. “Fue un
problema de conciencia porque no podía soportar que a un ser humano le quitaran
la vida”, cuenta Óscar, que añade que “fue muy traumático para mí conocer estas
situaciones aberrantes con numerosos abortos y en los que en el último
periodo de gestación los bebés nacían vivos y eran asesinados, ahogados en
cubetas de agua o cortándoles la médula”.
A partir de ese
momento, su prioridad fue denunciar esta aberración costase lo que costase.
“Cuando me enteré de esas actitudes tuve que protestar y me costó mi puesto, la
cárcel y numerosas torturas”, relata el doctor. Pero aun así afirma con
seguridad: “Lo hice por una cuestión de conciencia y no me arrepiento”.
Decidido a acabar
con este escándalo, el doctor Biscet recopiló los testimonios de las
madres a las que habían asesinado a sus hijos y también preparó un
informe sobre el “rivanol”, una sustancia utilizada para provocar abortos en
Cuba.
“Hice un estudio
donde planteé esta situación y se la entregué a las autoridades. La Fiscalía no
respondió y se lo llevé a Fidel Castro a su oficina. A partir
de ese momento me encarcelaron y tuve que resistir el trato inhumano que sufren
las personas en las cárceles, pero pude resistir”, cuenta el doctor.
Fue hecho
prisionero por ser una “amenaza para el Estado” y tras ser liberado en 2002 fue
poco después detenido de nuevo y condenado a 25 años. Fue la mediación de la
Iglesia Católica la que logró que fuera excarcelado en 2011 aunque con la
prohibición del régimen de abandonar Cuba.
En la cárcel sufrió
todo tipo de padecimientos. Estuvo en celdas de aislamiento por
reivindicar que era un preso de conciencia, no podía recibir visitas ni tener
objetos personales. Y además, no tenía atención médica a pesar de que
necesitaba un tratamiento médico.
“El vivir en una dictadura como esta no sólo
te puede costar la cárcel sino la vida”, afirma el doctor,
recordando las torturas que sufrió. Pero no sólo fue él el que sufrió la
represión por su condición de provida. Su mujer perdió el trabajo y también la
casa en la que vivía. El régimen lo tenía todo muy bien atado.
Aun así cree que
todos estos padecimientos han valido la pena pues a su juicio su lucha
por la vida “ha repercutido en la sociedad”. Cuenta que antes de ser
encarcelado convocó una marcha provida y ese mismo día Fidel Castro se vio
obligado a salir en televisión defendiendo el aborto como un derecho de la
mujer. Pero Biscet continuó con las protestas y “Fidel tuvo que volver a salir
para decir que el aborto no era un anticonceptivo y que había que regularlo. Y
aunque la regulación fue mínima quedó al menos constancia entre la gente que el
aborto no era un anticonceptivo”.
Para el doctor
Biscet “ser provida en un régimen antivida en una dictadura totalitaria
es difícil porque no sólo vas a tener el desprecio de las personas que
promueven el aborto sino que por expresarte libremente eres castigado. Es lo
que me pasó a mí”.
Por todo ello, este
médico que ha experimentado grandes sufrimientos por defender al más débil
llama a toda América Latina a luchar por la vida y “no dejarse llevar
por la izquierda que está en el poder y que fomenta el aborto”. “Es
fundamental que todas las personas sigan luchando para que no se despenalice el
aborto en los países que aún resisten”, sentencia.
Pero Óscar Elias
Biscet no es sólo provida sino un firme defensor de los Derechos Humanos y
desde Cuba sigue luchando por la democracia en la isla. Por ello, considera
que el restablecimiento de relaciones entre “EEUU y el régimen
castrocomunista favorece más a la dictadura que al pueblo. La dictadura se
beneficia ampliamente mientras el pueblo toma las migajas”.
Pese a la represión
de la dictadura no tiene pensado dar marcha atrás. “Nosotros buscamos la
libertad mediante la lucha cívica no violenta y seguiremos luchando. Sabemos
que Castro no va a hacer cambios pero tenemos el convencimiento de que
el pueblo cubano puede acabar con la dictadura”, sentencia este verdadero
héroe de Cuba.
Fuente: www.actuall.com,
22/5/2016
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