miércoles, 8 de junio de 2016

Leído para Ud: LA RESISTENCIA, de Sábato.













Sábato, Ernesto (2000). La Resistencia. Buenos Aires: Seix Barral. 
En línea: http://biblio3.url.edu.gt/Libros/sabato/resistencia.pdf

Ernesto Sábato (1911-2011), fue un escritor, ensayista, físico y pintor argentino. En su juventud, fue un activista del Partido Comunista, en donde llegó a Secretario General de la Federación Juvenil Comunista. Posteriormente se iba a alejar del comunismo marxista, desilusionado por el rumbo que había tomado el gobierno de Stalin en la Unión Soviética. Fue, además, detractor del Partido Peronista. En el otoño de su vida volvió la mirada hacia el Evangelio y declaró: Aunque fui un comunista activista, el anarquismo siempre me ha parecido una vía de conseguir justicia social con libertad plena. Y valoro el cristianismo del Evangelio. Este siglo es atroz y va a terminar atrozmente. Lo único que puede salvarlo es volver al pensamiento poético, a ese anarquismo social, y al arte.
En el ensayo literario, La Resistencia, expondrá su nueva visión de la vida, plena de esperanza. Una vida que debe fundarse en los valores del espíritu, tan olvidados en la sociedad de ese momento y más aún en la nuestra, lo que le confiere gran actualidad.
El libro está compuesto por cinco cartas y un epílogo y cada uno de ellos puede ser leído de forma independiente puesto que tratan diversas tesis o aspectos del problema. En la primera carta, “Lo pequeño y lo grande”, plantea el problema de la incomunicación del hombre, inmerso en la televisión y el ruido constante, que ha olvidado el sentido del ocio. Declara que el hombre se plenifica en la apertura a los demás, en la valoración de los pequeños gestos y momentos, “No hay otra manera de alcanzar la eternidad que ahondando en el instante”. Hay que revalorizar lo pequeño, aquellos objetos que nos rodean y que tienen algo de nosotros. Es necesario crear un clima de belleza en el pequeño mundo que nos rodea. “El hombre se expresa para llegar a los demás, para salir del cautiverio de su soledad”. Podemos volver a ser grandes, dirá Sábato, si logramos vencer las gestas cotidianas.

En su segunda carta, “Los antiguos valores”, marca la importancia de los ritos y la sacralidad, invita a volver a los valores perdidos: la dignidad, el desinterés, la grandeza ante la adversidad, las alegrías simples, el coraje físico y la entereza moral. En la tercera, “Entre el bien y el mal”, plantea el problema de la educación y sentencia que la educación que damos procrea el mal porque lo enseñamos como bien. “Tenemos que reaprender lo que es gozar… gozos verdaderos son aquellos que embargan el alma de gratitud y nos predisponen al amor”. El alma siempre tiene que optar por el bien o el mal. La solución de este problema se encuentra en el amor.
La cuarta carta, “Los valores de la comunidad”, es un llamado a volver a trabajar por el Bien Común, con solidaridad. En ella advierte que el hombre moderno teme a la libertad porque ella implica responsabilidades y pone su especial esperanza en los jóvenes como agentes del cambio. En la última carta, “La Resistencia”, critica la vida acelerada que llevamos y la falta de silencio que nos ha quitado la posibilidad de rezar y más aún, llegar al dolor del otro. “Las heridas de los hombres nos reclaman”.
Ernesto Sábato Finalmente, en el epílogo, afirma que la conversión implica una muerte y que cree que una segunda Edad Media es posible. “Creo que lo esencial de la vida es la fidelidad a lo que uno cree su destino”.
La Resistencia, es sin duda, una obra sumamente amena y de rápida lectura que nos hará reflexionar sobre nuestra manera de vivir. Sábato realiza en ella un impresionante análisis de la sociedad de su tiempo, que no ha cambiado mucho hasta hoy. Una fuerte crítica a los medios masivos de comunicación que nos aíslan e impiden realizarnos como personas en el diálogo y la entrega a los demás. Pero sobre todo, un mensaje de esperanza, pues de nosotros depende el volver a los antiguos valores y resistir, incluso heroicamente, a la decadencia de la cultura occidental. Como el mismo Sábato lo expresó: “El mundo nada puede contra un hombre que canta en la miseria”.

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