Gabriele Kuby y quiénes están detrás de la ofensiva contra la familia.
De
participar como activista de mayo del 68 a defender la familia, la socióloga
alemana se mantiene firme ante las amenazas: “Soy una defensora de los derechos
democráticos frente al totalitarismo. Los ataques no me desaniman. Hago lo que
siento que estoy llamada a hacer”.
Por Cristina Castro -
Conversar con Gabriele Kuby,
reconocida socióloga alemana, autora y conferenciante, es percibir enseguida
por qué conforma todo un referente internacional en la defensa de la familia y
la libertad.
En su último libro, La revolución
sexual Global. La destrucción de la libertad en nombre de la libertad,
Kuby profundiza en su denuncia de la ideología de género. La obra,
traducida ya a siete idiomas, se ha convertido en todo un instrumento de
resistencia cívica en esta crucial batalla que se libra en Occidente
entre el nuevo totalitarismo y la familia.
En La Revolución Sexual
Global trata de alertar de las graves consecuencias de esta ideología.
¿Por qué es importante concienciarnos de ello?
Según se entienda la sexualidad, así
irá la familia. Según sea la situación de la familia, así será la de la
sociedad. Las normas sexuales tienen una influencia decisiva en la construcción
de todo el edificio que conforma la cultura. El antropólogo Joseph Daniel
Unwin, profesor de Oxford en la década de 1930, mostró en su libro Sexo y Cultura [J.
D. Unwin, Sex and Culture, Oxford University Press 1934] que la
Cultura con mayúsculas sólo puede existir con unas claras normas sexuales.
La cultura cristiana europea se basa
en el ideal de la monogamia. Ahora asistimos a una revolución cultural que
derroca la moral sexual. Las graves consecuencias que se derivan de ello son
obvias: la destrucción de la familia y la crisis demográfica. Pero los poderes
mundiales siguen obligando a todas las naciones a emprender esta revolución
sexual.
¿La desregulación moral
supone una mayor libertad?
Para deshacerse de cualquier
restricción moral sobre la actividad sexual se envuelven en la tentación de la
“liberación sexual”. Todo el mundo sabe por experiencia que es necesario
establecer un control sobre los impulsos y deseos del cuerpo, ya sea el sexo,
la comida, la bebida… De lo contrario, serán esos impulsos los que nos
controlen. Por ello, la templanza es una de las virtudes cardinales.
La explosión de la pornografía a
través de Internet crea millones de personas adictas al sexo, trágicamente cada
vez más jóvenes se encuentran entre ellos. Hasta el matrimonio y las familias
se contemplan como un freno si el marido y la mujer optan por la infidelidad
para responder a sus deseos sexuales, porque no han aprendido a ponerlos al
servicio de la expresión del amor.
¿Cómo nace esta revolución sexual?
Rastreando las ideas que han
impulsado la revolución sexual, cabe recodar al filósofo griego Protágoras,
quien proclamó que “el hombre es la medida de todas las cosas”. Esta creencia
es la base del relativismo, que afirma que no hay valores morales absolutos.
Luego, la Revolución Francesa anuló la concepción cristiana del hombre, creado
por Dios y en última instancia, responsable ante Dios.
Desde entonces, muchas veneradas
mentes han aportado ideas filosóficas y psicológicas y la experiencia
revolucionaria cultural. Todos ellos simpatizantes de los movimientos políticos
comunistas o liberales. Por citar algunos: Karl Marx y Friedrich Engels;
Sigmund Freud, Simone de Beauvoir, Alfred Kinsey, el revolucionario sexual puro
y simple Wilhelm Reich, y los filósofos Adorno, Horkheimer o Marcuse, de la
llamada Frankfurter Schule (Escuela de Franckfurt).
¿Qué suponen en concreto el
movimiento de mayo de 1968, el feminismo radical y el marxismo para esta
ideología?
Lo que cambió a la sociedad en su
conjunto fue la rebelión estudiantil de 1968, impulsada por las ideas de la
Escuela de Franckfurt, y la puesta en práctica de las ideas de Wilhelm Reich.
El marxismo, el feminismo radical y la “liberación sexual” se unieron para
atacar el sistema de los valores cristianos y exterminarlos de raíz,
rebelándose contra cualquier autoridad.
De manera especial, los niños eran el
objetivo inmediato de los revolucionarios: crearon las denominadas
antiautoritarias “tiendas de niños” (Kinderladen), para que los menores
hicieran lo que quisieran, alentándoles a los juegos sexuales.
¿Cómo se reflejan esas premisas del
68 en la actualidad?
Los fines del movimiento del 68 se
han convertido en el actual programa de Naciones Unidas y de la Unión Europea,
incluyendo además la aplicación mundial de los llamados “derechos” LGBT y la
deconstrucción de la identidad masculina y femenina.
¿Como se deconstruye la identidad
masculina y femenina?
Mediante la desregulación de las
normas sexuales y la promoción de los privilegios LGTB, sumando el
reconocimiento como “matrimonio” de las uniones entre personas del mismo sexo y
los “derechos” transgénero; con la neutralización de la familia por medios
ideológicos y económicos (impuestos y sistemas de la Seguridad Social que
penalizan a las madres y a las familias); la colectivización de los niños
menores de tres años en guarderías estatales; la sexualización de los niños a
través de la educación sexual obligatoria en las escuelas; y la eliminación de
los “estereotipos de género”, mediante métodos pedagógicos en los colegios y en
los jardines de infancia.
Y, ¿quiénes están detrás de todo
esto?
Estos ataques contra las bases de una
sociedad sana y viable crean masas de desarraigados que son fácilmente
manipulables. No sólo es la estrategia de la Naciones Unidas y de la UE, sino
de una red de agencias de la ONU, como la OMS y el UNICEF; ONG globales, como
Planned Parenthood y la Asociación Internacional de Lesbianas, Gays,
Bisexuales, Trans e Intersex (ILGA); corporaciones multinacionales como Apple,
Microsoft, Google, Facebook…; así como de fundaciones multimillonarias, como
Rockefeller y Gates, con el apoyo de los medios de comunicación.
¿Cuáles son las consecuencias del
concepto “género”, que tratan de imponer los grupos de presión LGBT a la
sociedad?
El objetivo de implementar la
ideología de género en la sociedad con sofisticados métodos de ingeniería
social es la deconstrucción de la identidad del hombre y de la mujer, lo que
hay de familia y de moralidad en su nivel más profundo.
Tras el fallo de la Corte Suprema de
EEUU dictada en junio de 2015, asistimos a una nueva ola de activismo ‘trans’
procedente de este país. Barack Obama, presidente de esta nación que lidera el
mundo, se encuentra ahora mismo liderando la llamada “batalla del baño”, que
trata de imponer por ley que una persona transexual pueda usar el baño y el
vestuario del sexo que elija.
Que el 99% de la población de los
Estados Unidos tenga un problema cuando miembros del sexo opuesto entren en un
cuarto de baño o aseo, especialmente cuando los utilizan niños, no parece
preocupar en absoluto a los gobernantes políticos…
Asistimos a la promoción del aborto o
la anticoncepción, a menudo mediante catastrofistas teorías sobre la
superpoblación mundial con las que tratan de justificar un control de la
natalidad. ¿Lo considera realista?
Un motivo obvio para estas políticas
destructivas es reducir la población de la tierra. Esta es la política exterior
que siguen los EEUU desde la década de 1970. Pero el verdadero problema es el
declive demográfico, al que se enfrentan casi todas las naciones
industrializadas, y que ahora está empezando incluso en los países en
desarrollo.
Es una consecuencia de separar el
sexo de su significado y función existencial, la procreación, a través de la
anticoncepción y el aborto. De ahí la fuerte batalla que libran en la ONU y en
la UE para definir el aborto como un “derecho humano”. ¿Hasta dónde ha llegado
la humanidad, desde la proclamación de la Declaración Universal de los Derechos
Humanos de 1948?
¿De qué otros instrumentos se sirven
para cambiar la sociedad?
A parte de cambiar el sistema legal y
sexualizar a los niños por la fuerza que ostenta el Estado, esta ideología
trabaja en el cerebro y la psique de las personas, a través de los medios de
comunicación, la industria del entretenimiento (el cine y la música, principalmente)
y la pornografía.
La pornografía es un negocio de miles
de millones de dólares. Ver pornografía es adictivo, como lo es una droga
física: destruye matrimonios y familias y conforma una pendiente resbaladiza
hacia la delincuencia sexual.
¿Por qué no existe ninguna campaña de
la UE contra la pornografía, como por ejemplo la hay contra el tabaco?
La diferencia es que el tabaquismo no destruye la familia, la pornografía sí lo hace.
La diferencia es que el tabaquismo no destruye la familia, la pornografía sí lo hace.
Usted ha vivido un profundo cambio:
del movimiento revolucionario de 1968 a valiente activista contra los estragos
de la revolución sexual global; un “despertar” que atribuye a su conversión al
catolicismo. ¿Qué aporta el humanismo cristiano, y en concreto la Iglesia
Católica, a esta batalla cultural?
Me convertí al catolicismo hace
veinte años. Descubrí una gran cantidad de enseñanzas sobre los problemas del
hombre y de la mujer, sobre la familia y la sexualidad.
San Juan Pablo II dedicó su vida y su
papado a estas cuestiones, fundamentadas en la encíclica Humanae Vitae de
Pablo VI. Benedicto XVI, por su parte, es uno de los grandes analistas y
visionarios de nuestra época. Esto en cuanto a la parte intelectual.
Pero también hay un lado espiritual:
la conversión conduce a un cambio de vida. Jesús dice: “¿Quién me ama, guardará
mis mandamientos (Juan 14,15)”. Guardar los mandamientos permite que el
Espíritu Santo ilumine nuestro entendimiento y cambie nuestra vida.
¿Qué nos cabe hacer como ciudadanos,
cuando incluso no percibimos los riesgos que entraña esta revolución sexual
sobre nuestro mismo futuro como sociedad?
No guardar los mandamientos,
separarse de Dios por el pecado, crea ceguera. Los medios de comunicación hacen
lo posible para que cualquier tipo de pecado parezca aceptable, para las
personas perdamos el espíritu de discernimiento entre el bien y el mal.
En la Biblia leemos: “He puesto
delante la vida y la muerte, la bendición y la maldición. Escoge pues la vida,
para que vivas tú y tu descendencia (Dt. 30,19)”. Las estadísticas sobre la
desintegración familiar, el alto porcentaje de trastornos psicológicos en los
niños o el grito de la crisis demográfica retumban sobre nosotros, pero
nuestros oídos están entumecidos.
No sabemos en qué fase de la historia
de la humanidad estamos. Pero como creyentes sabemos que la historia humana
tiene un buen final. Cada uno de nosotros puede elegir la vida y utilizar su
talento para trabajar por la vida.
Hay innumerables iniciativas
cristianas que hacen precisamente eso. HatzeOir.org es una de ellas. Saber
estar del lado de la vida, y por lo tanto en el “lado correcto de la historia”,
te permite vivir feliz y en paz.
Otra cuestión es la intimidación.
Usted sabe bien qué es sufrir los ataques de los ideolólogos de género: fue
tachada de “homófoba” e inclusa amenazada en una obra de teatro
Fobia, derivado del griego Phobos,
significa odio o miedo. No soy “homofóbica”, porque no tengo miedo de los
homosexuales ni les odio. Tampoco tengo nada que ver con la “derecha radical”.
Soy una defensora de los derechos democráticos frente al totalitarismo
que va surgiendo.
Estamos tomando medidas ante los
tribunales para proteger nuestro derecho democrático a la libertad de
expresión. Los ataques no me desaniman. Hago lo que siento que estoy llamada a
hacer.
¿Es optimista? haciendo lo que
estamos llamados a hacer, ¿podemos ganar esta batalla?
Permítame responder con un salmo
bíblico del primer libro de Samuel: “La batalla es del Señor" (1 Sam 17,47).
Extractado de Actuall, 27/06/2016
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