Es la conmovedora y electrizante historia de un
converso que ha de huir de su propia familia para salvar su vida.
A raíz de su visita a Buenos Aires, La Nación publica este artículo:
Por Fernando
J. de Aróstegui
Miembro de una rica familia chiita y descendiente
de Mahoma, el destino de Mohammed al-Sayyid al-Moussaoui parecía definido:
sucedería a su padre como patriarca de un clan con autoridad sobre unas 60.000
personas en Irak e influencia en varios países de Medio Oriente.
Pero Mohammed eligió darle a su vida un giro
impensado y temerario: rechazó el Corán y se convirtió al cristianismo. Sus
padres solicitaron que fuera encarcelado y torturado. Tras un año y medio de
cautiverio recobró la libertad. Junto con su mujer -también conversa- y sus
hijos cruzó clandestinamente a Jordania.
Desde entonces, y luego del dictado oficial de
una fatwa (que lo condenó a muerte), sus hermanos y primos lo
buscan para ajusticiarlo por "converso". Karim, su tío, le disparó a
quemarropa, pero falló.
Desde 2001 vive, junto con su mujer y sus cuatro
hijos, exiliado en Francia, donde cambia de domicilio con frecuencia. "Más
tarde o más temprano, seguramente me van a matar. Sé que cada día puede ser el
último", dijo a LA NACION con una sonrisa triste Joseph Fadelle, como pasó
a llamarse tras ser bautizado. De 52 años, llegó a Buenos Aires auspiciado por
la editorial Logos y la desarrolladora inmobiliaria Eidico para dictar una
serie de conferencias que dan cuenta de su experiencia.
"No tengo miedo, aunque tomo precauciones de
seguridad", explicó con impasibilidad. Y añadió que ya aprendió a vivir
"preparado para enfrentar la muerte".
La vida en fuga
permanente
De origen
chiita, Fadelle, cuyo verdadero nombre es Mohammed al-Sayyid al-Moussaoui, vive
exiliado en Francia tras ser condenado a muerte por su familia. "Más tarde
o más temprano, seguramente me van a matar. Sé que cada día puede ser el
último", dijo.
Fuente: Extractado de La Nación.
22/9/2016.
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