viernes, 9 de junio de 2017

Pedagogía jesuítica: una reflexión

"Por medio de las técnicas de la Ratio de prelección, concertación, ejercicios y repetición, las escuelas jesuíticas desarrollaron un sistema pedagógico más avanzado que ninguno de los existentes en Europa, y al acentuar la uniformidad, estableció un alto nivel de éxito."


Bowen, J. (1985) Historia de la educación occidental. Tomo III, Barcelona: Herder.
    

    Corroborando el uso del término "éxito", que hace Bowen, podríamos poner, entre muchos otros, los nombres de Lope de Vega, Calderón de la Barca, Miguel de Cervantes, Corneille, Moliêre, Descartes, Mateo Ricci, Cristóbal Klaus, Ángel Secchi ... y tantísimos otros destacados literatos, pensadores y científicos, sin contar la gloriosa pléyade de santos y mártires que exhibe la Compañía.


    Por otro lado cabe que nos preguntemos: ¿Por qué ocurre que los alumnos pasan años y años en la escuela y en muchos casos no logran tener aprehendidos, o sea, poseídos, ciertos conocimientos, habilidades o procedimientos básicos, como el de la lectura comprensiva, la correcta escritura, un orden elemental en el pensamiento, o un mínimo sentido crítico?


    Ante los resultados de nuestro país en las evaluaciones PISA y APRENDER, y en la simple constatación diaria de los frutos que exhibe gran parte de las escuelas, ¿no sería interesante revisar integralmente aquella propuesta que ofrece la pedagogía jesuítica?



1 comentario:

  1. Sería interesante tener una exposición más clara y didáctica del método en sí, ya que, desde el punto de vista de la difusión, no todos tenemos el libro de Bowen, y no es fácil entender conceptos que no están en el diccionario como por ejemplo "prelección". En el caso de ser este un neologismo, seguramente la exposición de la metodología podría arrojar algo de luz. Más aún, cuando se busca el tema, se encuentran cosas como ésta https://pedagogosensintesis.blogspot.com.ar/2014/04/la-pedagogia-jesuita.html, que no despiertan precisamente simpatía por esta forma pedagógica. Esto refuerza el pedido de aclaración sobre la misma, para poder cifrar en qué, hasta dónde, por qué y para qué es propuesta esta metodología ignaciana.

    Si resultase que este artículo fuera ad intra, y no para dominio público, entonces quizás conviniera alguna administración del blog o al menos un párrafo introductorio que instruyera en tal sentido.

    En cuanto a las preguntas planteadas, entiendo que en la primera, la que cuestiona la causa original del diagnóstico del estado del estudiantado, o de la gente en general, no es atribuible sólo a cuestiones metodológicas de la pedagogía. En cuánto colabora o no la pedagogía o una metodología pedagógica al estado actual de situación lo desconozco y parece un tema obscuro para su evaluación científica. Entiendo que se puede realizar alguna aproximación estadística, pero cada persona, cada espíritu es único en sus capacidades y carismas. Así también serán los resultados.

    En una presentación acerca de la pedagogía jesuítica, leí que el propósito de esta pedagogía no es el conocimiento académico, sino un conocimiento vivido, convertido en experiencia personal. Esto no quita que pueda ser una gran metodología, y que logre la disposición del estudiante para su oficio, pero no veo que logre que entiendan críticamente un método de determinantes o su uso y aplicación en el mundo, o dónde reside la calidad en tal o cual obra literaria, o en general a lo que las evaluaciones PISA y APRENDER buscan evaluar. Es por esta dificultad de maridaje entre los objetivos de la pedagogía escolar y la de San Ignacio, que plateaba la conveniencia de una explicación más clara y didáctica en el primer párrafo de este comentario.

    Por otro lado no se puede desconocer que, si se entrega veneno, poco importa si el vector de entrega es hábil o no, incluso uno esperaría que fuera completamente inútil, para que el veneno no fuera entregado, o lo fuera en forma tal que oficiara como una vacuna y no como un agente letal. Por esta analogía es que puedo entender que este artículo tenga un sentido ad intra, porque no es necesariamente bueno que se tenga en forma universal un método eficaz de entrega de contenido. Al menos para los que creemos en que no todo contenido es bueno, o que analogando a la economía de la salvación, entendemos que puede ser prudente a un contenido bueno no tenerlo antes de lo conveniente.

    Con respecto a esta segunda pregunta, y por aplicar el sentido crítico propuesto al final de la primera, me caben dudas del alcance y propiedad de las palabras "interesante" y "revisar". La pintura es una capa protectora... sí, lo es, pero no creo que sea la primera opción de un tanquista el reforzar el blindaje de su tanque con una mano de pintura. La protección que ofrece la pintura es tan accesoria frente a la realidad de protección que necesita un tanque que puede ser despreciada. Entiendo entonces como central cifrar el peso de la metodología en general y de esta en particular en la educación. Más si reconocemos, a la manera de Pablo, que es Jesús por quien son hechas las cosas, y que su Espíritu pondrá las palabras.

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