Por ELIZABETH PARDI
Incluso para
quien es fan
del country o
del rock, la
música clásica puede
reducir el estrés
y potenciar la creatividad.
Nunca
se me había
ocurrido evaluar el
tipo de música
que escucho hasta
que mi madre
me envió un interesante artículo hace varios meses. En
él se detallaban los efectos que tienen los diferentes tipos de música sobre
los diseños que forma el agua
congelada. La música clásica
generaba una formación
de cristales de agua
soberbios parecidos a los copos
de nieve. La
música rock, por
el contrario, causaba
que el agua
se congelara en patrones desiguales y agrietados.
Si
este era el
efecto de la música
sobre el agua,
supuse que merecía
la pena averiguar
qué tipo de
efecto podría tener la música clásica en mí. Después de todo, muchas de
las canciones modernas y pegadizas que escucho
no incluyen letras
precisamente pulcras. Lo
que sí sabía
es que gran
parte de los
mejores compositores clásicos atribuían el origen de sus obras maestras
a su adoración a Dios. Johann Sebastian Bach dijo una vez: ―El propósito y
final último de toda música no debería ser ningún otro más que la gloria de
Dios y la revitalización del alma.
Me sorprendió descubrir que la música
clásica ofrece a los que la escuchan una buena lista de beneficios, tanto
físicos como psicológicos.
Estimula la capacidad
cerebral y la creatividad
Craig Ballantyne, editor del sitio
web de superación personal Early to Rise, explica el ―efecto Mozart‖ como
el resultado mental
de escuchar música
clásica, en especial
las obras de
Mozart. ―En una
investigación controlada de la Universidad de California, los
estudiantes que escucharon 10 minutos de Mozart antes de hacer un examen tenían mejores notas que
los estudiantes que no lo hacían‖, explica Ballantyne. También hacía referencia
a un estudio de la Universidad de Washington en el que se aseguraba que los
revisores de textos que escuchaban clásica mientras revisaban se percataban de
un 21% más de errores.
La escritora Cinda Yager elogia los
efectos psicológicos que la música clásica causó en ella. ―Animada por la
música, mi imaginación se volvía más juguetona. Sonaba en las escenas sobre las
que trabajaba en la novela, presentaba soluciones para los problemas que
surgían, me daba ideas para reforzar los personajes, me sugería revisiones
necesarias que antes no percibía. Fue algo increíble.
Mejora la apreciación
de la música
Hace
poco me encontré
con un antiguo
profesor mío y
surgió el tema
de los géneros
musicales. Me sorprendió saber
que él prefería
la música clásica
por encima de
cualquier otro tipo.
―Antes la odiaba, admitió. ―Un año, en Cuaresma, decidí
dejar de escuchar todo lo que no fuera música clásica. Para cuando llegó la
Pascua, ya no quería escuchar ninguna otra cosa‖. Cuando le pregunté por qué,
me explicó que los otros tipos de música ahora le sonaban como un ruido
molesto. ―No hay profundidad en las melodías de la música moderna‖, me contó.
―Cuando escuchas música clásica, te pierdes dentro de ella.
En
mi caso, aunque llevo
escuchando música clásica de forma
bastante consistente durante unas semanas, todavía disfruto de las
canciones rock, pop y country que siempre me han atraído. Sin embargo, creo que a mi profesor no le falta razón. Las
obras instrumentales de la música clásica no tienen comparación con ningún
otro género en
su capacidad para
conmover a una
persona. Albert Einstein
llegó a comentar
con mucho acierto que
la música de
Mozart era ―tan
pura que parecía
haber existido en el universo
desde siempre, esperando a ser
descubierta por su dueño.
Tiene propiedades
curativas
Si el sonido de la música clásica
genera la formación en el agua de elegantes cristales de hielo, es inevitable
plantearse lo que puede hacer por nuestros cuerpos, compuestos en un 70% de
agua. El director del estudio, el doctor Masaru Emoto ―considera la energía
como vibraciones que atraviesan la materia‖. Estas vibraciones incluyen las
ondas sonoras de
la música, que
pueden afectarnos de
variadas maneras. El
doctor Emoto se refiere a las vibraciones como hado.
Ofrece varios ejemplos sobre piezas
clásicas concretas y sus efectos curativos, empezando por Die Moldau, de Bedrich
Smetana. De forma
evidente, el hado
de esta obra
activa los tejidos
linfáticos corporales. De manera similar, el Danubio azul de Johann
Strauss II puede revitalizar el sistema nervioso central, según los
descubrimientos del doctor Emoto.
Actúa como reductor del
estrés
El
sitio web de
salud mental Psych
Central informa de que la
música clásica ―puede
tener un efecto beneficioso en
nuestras funciones fisiológicas,
reduce el pulso
y el ritmo
cardiaco, reduce la
presión sanguínea y disminuye los niveles de hormonas del estrés‖.
Una de las cosas de las que me
percaté cuando empecé a poner música clásica en el coche con mi hija de un
año es
que lloraba menos
y parloteaba más.
Como la mayoría
de bebés de su
edad, prefiere moverse
con libertad y normalmente no le gusta estar confinada en el asiento del
coche. Antes, cuando ponía cualquier tipo de música
que sonara en
la radio o
incluso canciones infantiles,
se ponía revoltosa
con los trayectos
más cortos, lo cual repercutía en más estrés para mí como conductora.
Aunque no sea necesariamente la solución perfecta, he notado sin duda que está
más relajada cuando suenan canciones clásicas.
Ayuda a expresar las
emociones
La Universidad Metodista del Sur, en
Texas, llevó a cabo un estudio en el que se pedía a 85 individuos que
reflexionaran en voz alta sobre la experiencia vital más significativa que
hubieran tenido. Los participantes en cuya
entrevista se reprodujo
música clásica de
fondo resultaron ser
más expresivos y
detallados en su expresión. Esto es debido a que la música
clásica es un ―excitante cognitivo y, por ello, también emocional, concluye el
estudio.
¿Tienes problemas a la hora de
articular tus sentimientos? Prueba a escuchar algo de Mozart o Beethoven para
ver si te ayuda a expresar lo que tienes en tu interior.
Es una lástima que la popularidad de
la música clásica haya decaído tan drásticamente con el paso de los siglos. El
gusto de la sociedad en cuestiones musicales es siempre cambiante, en especial
cuando los avances tecnológicos van dejando obsoleto el virtuosismo
instrumental.
Sin embargo, siguen existiendo pocas
cosas tan preciosas como escuchar una pieza de música clásica sonando con esos
instrumentos atemporales que resuenan en lo más íntimo de nuestro ser.
Fuente: Texto del Cuadernillo del Curso de Ingreso a las
Carreras de Profesorado en el Instituto Alfredo Bufano.
La música clásica es una de las mejores fuentes de relajación para nuestra mente, ayuda a la concentración y tiene múltiples beneficios, me encantaría recomendarles descargar mp3 gratis, porque a veces es fastidioso tener que soportar los anuncios en you tube.
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