jueves, 7 de julio de 2016

Nos habla una vieja foto


¡Qué elocuencia hay en la imagen!
Un grupo de niños rodeando al maestro... varias expresiones en sus rostros: alegría, curiosidad, deseo de autonomía, reflexión,... hay uno, el más pequeño, que tiene su mano puesta en la de él, firmemente apoyada sobre esa rodilla que se ha hecho paterna. El niño mira hacia abajo, está triste aún, o pidiendo silenciosamente más consuelo. Algo pasó que lo ha dejado compungido. Pero también hay alguien que lo protege, y lo hace al modo varonil, con firmeza, con la vista hacia adelante, transmitiéndole seguridad en el afectuoso y austero apretón de su manita.
¿Qué habrá sido tener a Marechal como maestro?
¿Qué serían sus clases, sus lecturas en voz alta, sus diálogos, sus miradas?
Él, que escribió :

“Señor –le dije-, clavo la rodilla y la frente,
pero, ¿cómo salir de la noche doliente?”
 Y respondió: "En su noche toda mañana estriba:
de todo laberinto se sale por arriba
si el alto Amor lo quiere". Pero la Ciencia dijo:
"En horas de tiniebla no te apresures, hijo.”

Esa sabiduría y esa templanza, estaban ya dibujadas en la mano que sostiene, que da cariño, apoyo y aliento.


Escuela "Juan B. Peña" en Trelles al 900, Buenos Aires

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