y es el postrero amor después de Dios;
y si es crucificado y verdadero,
ya son un solo amor, ya no son dos.
Amar la patria hasta jugarse entero,
del puro patrio Bien Común en pos,
y afrontar marejada y viento fiero;
eso se inscribe al crédito de Dios.
Dios el que no se ve, Dios insondable;
de todo lo que es Bien, oscuro abismo,
sólo visible por oscura Fe.
No puede amar, por mucho que d'Él hable
del fondo de su gélido egoísmo,
quien no es capaz de amar ni lo que ve.
Paul Verlaine, en versión del P. L. Castellani
Bandera del Inst. "Alfredo Bufano". Foto: Gentileza de José M. Pérez |
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