viernes, 9 de septiembre de 2016

El LIBRO EN LA HISTORIA Y EN LA EDUCACIÓN

El libro es elemento esencial en la educación, así como la lectura es el corazón de toda enseñanza.

Se podría prescindir de otro maestro que no fuera el mismo libro. Se podría prescindir de la misma escuela. Ésta en muchos casos surge en torno a un libro (la Biblia, los Upanishads, el Catecismo, Aristóteles, etc.). Los mismos maestros surgen para explicar un gran libro.
En "La Historia empieza en Sumer", su autor, Samuel Noah Kramer, afirma "que se trata de la primera civilización del mundo, y no de una simple "cultura", como tantas hay escalonadas a lo largo de nuestra inmensa prehistoria, sino el resultado de todas estas "culturas" en progreso, su fruto más perfecto, la civilización, plena y auténtica, con la riqueza de vida, la perfección y la complejidad que implica: la organización  social y política; el establecimiento de ciudades y de Estados; la creación de instituciones, de obligaciones y de derechos; la producción organizada de alimentos, de vestidos y de  herramientas; la ordenación del comercio y de la circulación de los bienes de intercambio; la aparición de formas superiores y monumentales del arte; los comienzos del espíritu científico; finalmente, y en lugar principal, el invento prodigioso, y del que no se puede medir toda la importancia, de un sistema de escritura que permitía fijar y propagar el saber.”
Tablas sumerias
El libro escrito surge como una necesidad aun para la supervivencia de los pueblos y de las civilizaciones. Y toda escuela como institución educativa brota alrededor de la lectura y del libro. La escritura aparece en el momento en que el "mensaje oral" transmitido de persona a persona no basta. Cada vez que hay algo especialmente valioso para interpretar, surge un tipo de escuela. Así, por ejemplo, para difundir el cristianismo y catequizar se generan grupos que se reúnen en torno de los discípulos. Pronto, algunos de entre ellos - diáconos o servidores - comienzan a enseñar a leer y escribir.
El afán por conservar los libros de la antigüedad y difundirlos hace que los monasterios - de donde surgen escuelas - también de algún modo se formen en torno al libro: al hallado, al que se copia, al que se propaga. En el propio centro de la vida monástica está el Libro de los libros: el que contiene la Palabra de Dios a la que se entretejen las horas y la vida del monje.
Es en los monasterios donde se “reinventa” la escritura tal como hoy la conocemos. En el Siglo VIII, época de  San Beda, se introducen, en la ininterrumpida fila de letras que debía ser interpretada a través de una lectura en voz alta, las separaciones entre palabras. Esto hizo posible tanto la lectura como la copia silenciosa, sin la necesidad de un “intérprete”. Mucho más tarde, hacia los siglos XII y XIII, por la incorporación y la combinación de nuevas técnicas, los textos comienzan a tener una vida propia dentro de los mismos libros, al introducirse los títulos y subtítulos, la división en capítulos y párrafos, las referencias, los índices y las listas de temas.

La Universidad también surge alrededor de un libro y de un maestro. Éste "lee" y explica aquél. Y en torno a ellos se agrupan los ávidos de saber.

Para la modernidad el libro no sólo fue incuestionable. Fue el gran instrumento para la difusión de las ideas, imprenta mediante.

Sin duda, en esta época, la profusión del material publicado atenta, en muchos casos, contra la calidad, lo cual conlleva un descrédito inevitable del libro.

La postmodernidad, coetánea de la explosiva difusión de las tecnologías de la información y las comunicaciones, inaugura un nuevo acceso al libro desde soportes distintos de aquellos materiales que supo conocer: el papiro, el pergamino y el papel.

Biblioteca Vaticana

Fuente: Benda, Ana, Hernández de Lamas, Graciela, Ianantuoni, Elena (2000) La importancia del uso del libro en la educación. Buenos Aires: Santillana. Pp. 29-31.


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