El libro es elemento esencial en la educación, así como la lectura es el corazón de toda enseñanza.
Se podría prescindir de otro
maestro que no fuera el mismo libro. Se podría prescindir de la misma escuela.
Ésta en muchos casos surge en torno a un libro (la Biblia, los Upanishads, el
Catecismo, Aristóteles, etc.). Los mismos maestros surgen para explicar un gran
libro.
En "La Historia empieza en Sumer", su autor, Samuel Noah Kramer, afirma "que se trata de la primera
civilización del mundo, y no de una simple "cultura", como tantas hay
escalonadas a lo largo de nuestra inmensa prehistoria, sino el resultado de
todas estas "culturas" en progreso, su fruto más perfecto, la
civilización, plena y auténtica, con la riqueza de vida, la perfección y la
complejidad que implica: la organización
social y política; el establecimiento de ciudades y de Estados; la creación
de instituciones, de obligaciones y de derechos; la producción organizada de
alimentos, de vestidos y de
herramientas; la ordenación del comercio y de la circulación de los
bienes de intercambio; la aparición de formas superiores y monumentales del
arte; los comienzos del espíritu científico; finalmente, y en lugar principal, el invento prodigioso, y del que no
se puede medir toda la importancia, de un sistema de escritura que permitía
fijar y propagar el saber.”
Tablas sumerias |
El libro escrito surge como una necesidad aun para la
supervivencia de los pueblos y de las civilizaciones. Y toda escuela como
institución educativa brota alrededor de la lectura y del libro. La escritura
aparece en el momento en que el "mensaje oral" transmitido de persona
a persona no basta. Cada vez que hay algo especialmente valioso para
interpretar, surge un tipo de escuela. Así, por ejemplo, para difundir el
cristianismo y catequizar se generan grupos que se reúnen en torno de los
discípulos. Pronto, algunos de entre ellos - diáconos o servidores - comienzan
a enseñar a leer y escribir.
El afán por conservar los libros de la antigüedad y difundirlos
hace que los monasterios - de donde surgen escuelas - también de algún modo se
formen en torno al libro: al hallado, al que se copia, al que se propaga. En el
propio centro de la vida monástica está el Libro de los libros: el que contiene
la Palabra de Dios a la que se entretejen las horas y la vida del monje.
Es en los monasterios donde se “reinventa” la escritura tal como
hoy la conocemos. En el Siglo VIII, época de
San Beda, se introducen, en la ininterrumpida fila de letras que debía
ser interpretada a través de una lectura en voz alta, las separaciones entre
palabras. Esto hizo posible tanto la lectura como la copia silenciosa, sin la
necesidad de un “intérprete”. Mucho más tarde, hacia los siglos XII y XIII, por
la incorporación y la combinación de nuevas técnicas, los textos comienzan a
tener una vida propia dentro de los mismos libros, al introducirse los títulos
y subtítulos, la división en capítulos y párrafos, las referencias, los índices
y las listas de temas.
La Universidad también surge alrededor de un libro y de un
maestro. Éste "lee" y explica aquél. Y en torno a ellos se agrupan
los ávidos de saber.
Para la modernidad el libro no sólo fue incuestionable. Fue el
gran instrumento para la difusión de las ideas, imprenta mediante.
Sin duda, en esta época, la profusión del material publicado
atenta, en muchos casos, contra la calidad, lo cual conlleva un descrédito
inevitable del libro.
La postmodernidad, coetánea de la explosiva difusión de las
tecnologías de la información y las comunicaciones, inaugura un nuevo acceso al
libro desde soportes distintos de aquellos materiales que supo conocer: el
papiro, el pergamino y el papel.
Biblioteca Vaticana |
Fuente: Benda, Ana, Hernández de Lamas, Graciela, Ianantuoni, Elena
(2000)
La importancia del uso del libro en la educación. Buenos Aires:
Santillana. Pp. 29-31.
No hay comentarios:
Publicar un comentario