

Aunque para la elección ha tenido que posar con un traje de baño de la firma Catalina, que patrocina el concurso, las exigencias de esta para que se exhiba por todo el país son rechazadas por la joven ganadora. “Soy una cantante lírica, no una pin-up”, declara a los patrocinadores. Su negativa produce la ruptura del contrato de la firma con el concurso Miss América en beneficio de sus rivales.
Contrariamente a lo esperado, tal decisión no produjo un efecto negativo sobre su imagen y su gesto fue destacado por los medios de comunicación, generando alrededor de su figura un respeto no usual, el que despierta toda persona capaz de renunciar a ventajas mundanas en pro de sus convicciones. Trabajó a lo largo de su vida en defensa de causas humanitarias.
Fuente: Extractado del diario El País,1-3-2016.
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