Por Madre Adela Galindo, SCTJM
El Ayuno en la Escritura
El ayuno
como parte de la tradición judía:
Levítico
16,29-30 -El Señor ordena un día de ayuno como expiación y purificación:
"ayunareis… porque en ese día se hará expiación por vosotros para
purificaros".
Joel
2,12 -como signo de arrepentimiento: "volved a mi de todo corazón, con
ayunos, con llanto, con lamentos".
Éxodo
34,28; como preparación para las manifestaciones Moisés está en el Monte Sinaí
cuarenta días y cuarenta noches, si comer pan, ni beber agua, y escribió las
nuevas tablas de la ley.
Deuteronomio
10,10 -poder de intercesión ("en cuanto a mí, me estuve en el Monte, como
la primera vez, cuarenta días y cuarenta noches, en ayuno. También esta vez me
escucho Yahveh y renunció a destruirte").
Jonás
3,7 -ante el anuncio de la futura destrucción de Nínive, el pueblo hace ayuno y
penitencia.
Salmo
35,13 -ante la persecución injusta-
David, ayuna y hace penitencia.
Salmo
109,24 -para lograr el auxilio del Señor -ayuna hasta debilitarse las
rodillas.
Judit
4,9-15 -Ante la amenaza de Nabucodonosor, los Israelitas ofrecen alabanzas,
intercesión, penitencia y ayuno. El Señor oyó sus voces y vio su angustia.
Reina Esther |
El
Ayuno en el Nuevo Testamento:
Con
insistencia. Lucas 2, 37: "(Ana) no se apartaba del Templo, sirviendo a
Dios con ayunos y oraciones".
Preparación
para imponer manos. Hechos 13,3 --"la comunidad después de haber ayunado y
orado, les impusieron las manos y les enviaron" (a Pablo y Bernabé en misión)
Para
encomendar alguien al Señor. Hechos 14,23 --"designaron presbíteros en
cada iglesia y después de hacer oración con ayunos, los encomendaron al Señor".
Para
completar las tribulaciones de Cristo. Col 3,3 --"me alegro de los
padecimientos que soporto por vosotros, y completo en mi carne lo que falta a
las tribulaciones de Cristo, en favor de su Cuerpo, que es la
Iglesia".
Para
ser vencedores. 1 Cor 9,25 "los atletas se privan de todo y eso por una
corona corruptible, nosotros, en cambio, por una incorruptible."
Para
vencer la carne Gal 5,17 "pues la carne tiene apetencias contrarias al espíritu
y el espíritu contrarias a la carne, como entre si antagónicos, de forma que no
hacéis lo que quisierais".
El
ejemplo de Jesús
Para
vencer el demonio. Marcos 9,29 -"esta clase de demonio sólo puede ser
expulsado por la oración y el ayuno"
Mateo
4 y Lucas 4: Nos revelan a Jesús en el desierto orando y sin comer ni beber
nada por cuarenta días.
En
Mateo 4 encontramos muchas enseñanzas necesarias para la vida espiritual. Me
voy a concentrar en las que creo apoyan la importancia del ayuno.
Jesús
recibe el Bautismo, el Espíritu Santo desciende sobre Él, y se oye una voz, que
dice "este es mi Hijo amado". (Toda una experiencia bella y muy
espiritual) Inmediatamente ese mismo Espíritu
lo lleva al desierto (lugar solo, árido, peligroso, sin provisiones de
ninguna clase), a ser tentado por el demonio. El desierto es necesario para que
el Señor pueda hacer grandes cosas en nosotros, El siempre se ha revelado a su
pueblo de manera extraordinaria durante el desierto y también siempre ha
preparado a su pueblo para la misión durante el desierto. Pero, precisamente
por esto, también el demonio, allí libra una gran batalla, para obstaculizar lo
que Dios quiere hacer.
Jesús,
se prepara para esta batalla, con oración y ayuno de cuarenta días y noches. ¿Cómo
no prepararnos nosotros para la batalla que se libra en nuestras vidas y en el
mundo contemporáneo? ¿Nos preparamos con oración y ayuno? Cuando más tentados
nos sintamos, más debemos de orar y ayunar.
Los
Israelitas son liberados de Egipto y llevados por el desierto hacia la tierra
prometida. Al poco tiempo de haber sido sacados de Egipto y de caminar por el
desierto, se les iban agotando las fuerzas. Entonces se rebelaron contra Moisés.
Tenían hambre y sed y exigían que les proveyera. El Señor hace el milagro del maná
y de hacer brotar agua de la piedra.
Jesús
ayuna, y con su ayuno, repara por las quejas y las injurias que los israelitas
hicieron al Señor en el desierto.
Las
tentaciones en el desierto:
Primera
Tentación: Jesús siente hambre (una realidad humana) y allí se aprovecha el
demonio para lanzar su primera tentación y seducción: "Si eres el Hijo de
Dios, di que esas piedras se conviertan en panes". Jesús le responde:
"no solo de pan vive el hombre sino de toda palabra que sale de la boca de
Dios" (Deut. 8,3).
El
demonio no pudo lograr hacer caer a Jesús, a pesar que Él tenía hambre, porque
a través del ayuno, Él había puesto en segundo lugar la necesidad de satisfacer
el hambre, o la gratificación física inmediata. A través del ayuno, vamos
dominando esta área, y cuando la tentación viene a nosotros, ya podremos
resistirla.
"No
solo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de
Dios". Jesús responde, citando Deut. 8. Esta es una característica de
Cristo, siempre mostrarnos que el cumplir la voluntad del Padre da más vida que
tomar alimento. Esta respuesta de Cristo, nos revela lo que fueron esos 40 días:
no hubo pan, ni agua, pero sí profunda comunicación con su Padre. Esto es más
importante que nada. No buscar nunca nuestro alimento fuera de la voluntad de
Dios. (Apetitos: cuerpo, emociones, sexuales, mentales, de ego, de fama, de
reconocimiento, etc).
Segunda
tentación (porque siente hambre): le pone sobre el alero del templo, y le dice:
“Si eres hijo de Dios, tírate abajo, porque está escrito: a sus Ángeles te encomendarán,
y en sus manos te llevarán, para que no tropiece tu pie en piedra alguna".
Jesús le dice: "También está escrito, no tentaras al Señor tu Dios" (Deut.
6,16).
El
demonio está tentando a Jesús para que desafíe la protección del Padre y tome
control fuera de la obediencia a Dios. Era la tentación de la satisfacción
personal, que los Ángeles le sirvan, le protejan y no le pase nada.
Jesús
es tentado en esta área después de ayunar, ¿es que acaso el ayuno tiene también
el poder de liberarnos de nuestro ego? ¿de nuestro deseo de ser servidos,
honrados?
Tercera
Tentación (porque siente hambre): lo lleva a un monte muy alto, le muestra
todos los reinos del mundo y su gloria, y le dice: “todo esto te daré si postrándote
ante mí me adoras". Jesús responde: apártate de mi Satanás, porque está
escrito: al Señor tu Dios adorarás y solo a Él darás culto". (Deut
6:13).
El
demonio le tienta con alcanzar poder y fama terrenos, ¿será que el ayuno nos
libera de estos deseos? ¿Será que al experimentar nuestra debilidad, vacío,
necesidad en el ayuno, nos reconocemos criaturas, dependientes de Dios, y así
nos liberamos de la gran tentación de adorar a falsos dioses (incluyéndonos
nosotros mismos)?
Las
tres tentaciones del desierto fueron dirigidas hacia el placer, poder y fama.
Las tres fueron presentadas durante cuarenta días de oración y ayuno. Las tres
fueron vencidas con las virtudes contrarias: negación, sumisión total al Señor
y su Palabra, humildad. Tres virtudes que son frutos del ayuno.
El
A.T. nos revela el poder del ayuno sobre los enemigos exteriores, el N.T., nos revela
además, el poder que tiene para vencer los enemigos del alma: carne, demonio y
mundo.
Fuente: www.corazones.org
No hay comentarios:
Publicar un comentario