Entrevista con William Carroll: "Muchos chinos letrados encuentran el
pensamiento de Tomás de Aquino de perdurable relevancia”
“Por
extraño que nos parezca acá en el mundo cristiano, muchos chinos letrados
encuentran el pensamiento de Tomás de Aquino no solamente
fascinante, sino que además de perdurable relevancia”. El profesor William
Carroll conversa con HUMANITAS sobre sus impresiones de la positiva
recepción de la filosofía tomista entre académicos de algunas universidades de
ese país.
En este contexto, señala también
que a comienzos de junio próximo expondrá en Beijing en el congreso que
organiza la Sociedad China de Filosofía Medieval, tratando el tema “Avicena y
Sto. Tomás en relación con la metafísica y la filosofía de la naturaleza”. Y
que en agosto tendrá lugar en aquella misma ciudad un Congreso Mundial de
Filosofía en el que participarán alrededor de dos mil filósofos, gran parte de
ellos provenientes de Europa y de los Estados Unidos.
La
importancia que Tomás de Aquino asigna a la razón como una potencia que define
lo que es ser humano lo hace un atractivo pensador para los académicos chinos
contemporáneos. En esta entrevista, William Carroll se refiere a la concepción
tomista de la relación entre filosofía, teología y las ciencias naturales, y
discute cómo estas nociones pueden ser usadas para desenmarañar la confusión
contemporánea sobre las implicancias filosóficas y teológicas de la biología
evolutiva y la cosmología.
¿Cuáles son
sus impresiones del ámbito filosófico académico que le ha tocado conocer en sus
visitas a China?
Ya he estado
en repetidas ocasiones en China y en Taiwán durante períodos prolongados. Me vi
muy sorprendido inicialmente cuando me invitaron a una universidad al interior
de China a hablar sobre la noción de la Creación en Sto. Tomás y su visión de
las ciencias físicas. Más sorprendido aún de ver la ávida recepción de su
pensamiento en institutos de filosofía. En una de estas universidades, la de
Wuhan, hay un centro de estudios de Tomás de Aquino, que ya lleva muchos años
de funcionamiento, en el cual, entre otras cosas, están haciendo traducciones
de Sto. Tomás del latín al chino. Ya cuentan con la traducción de la primera
parte de la Summa. Sin embargo, la primera traducción que hicieron
fue un pequeño tratado metafísico llamado El Ente y la Esencia.
¿Cómo fue
que Sto. Tomás llegó a China? ¿Hay registros que nos den una idea sobre desde
hace cuánto tiempo su filosofía se ha estudiado en el Oriente?
En los
siglos XVI y XVII varias misiones jesuitas viajaron a China, y estos jesuitas
tenían preparación en filosofía y teología tomística, y con ella encontraron
una materia de diálogo con los sabios e intelectuales del lugar. Pero entonces
no les interesaba tanto la filosofía como la ciencia. Los misioneros habían
traído consigo desde el Oeste las matemáticas y nociones de astronomía junto
con el telescopio. Galileo había tenido relación con el colegio jesuita romano.
De modo que desde que se logró la comunicación ya tenían entre ellos
intercambio de ideas de observaciones astronómicas. Los jesuitas usaron su
conocimiento en esta área y sus observaciones telescópicas para trabajar en la
reforma del calendario chino. Este era crucial para establecer los rituales políticos,
económicos y sociales del año chino, de modo que poner el calendario en regla
era de la mayor importancia. Les interesaban los movimientos de las estrellas,
saber cuándo ocurrirían los eclipses. Entonces el emperador no estaba
satisfecho con el funcionamiento del calendario, de modo que encargó la tarea
de desarrollar uno más preciso a los misioneros.
Matteo Ricci en China |
Los jesuitas
usaron el diseño del calendario para introducir aspectos del cristianismo, y
luego elaboraron un catecismo para los eruditos, en el cual usaron elementos de
la metafísica de Sto. Tomás. Pero la buena acogida inicial que tuvieron los
extranjeros en China no prosperó y comenzó la persecución. En el siglo XVIII,
con la supresión de los jesuitas en todo el mundo, estas misiones se extinguieron.
No fue sino hasta el siglo XIX que los misioneros católicos volvieron a China.
Si bien la
ciencia fue lo que les atrajo de la cultura occidental, ¿cómo pudo la
metafísica tomista parecer de interés?
Su interés
no era por la metafísica, sino por la ética. La tradición intelectual china
enfatiza los valores éticos por sobre todo −en eso tenemos mucho que aprender
de ellos− y por tanto las enseñanzas de Confucio y de Sto. Tomás aparecían
compatibles, ya que ambos comparten nociones de ley natural. Esto despertó un
interés por Sto. Tomás, especialmente el concepto de la ética dentro de la ley
natural. Y esta relación es uno de los puntos que atraen hasta el día de hoy a
quienes estudian filosofía; tanto filosofía de la naturaleza como a los que
estudian la filosofía de la mente.
Cuando
hablamos de la filosofía de Sto. Tomás, estamos hablando de una explicación
metafísica del Hombre y la naturaleza. ¿Cómo se explican estas realidades en la
filosofía oriental?
La noción
filosófica de la naturaleza humana en ambas culturas solo se puede comparar si
se comprende lo que cada una entiende por ella. Cuando me veo enfrentado a esta
pregunta en China, uso el ejemplo de la geometría. Esta disciplina tiene su
origen en el Oeste, con Euclides, pero a pesar de esto no tenemos una geometría
china y una europea. Tampoco hacemos física china y occidental. Ciertamente en
las ciencias naturales y las matemáticas uno se abstrae de muchos aspectos del
mundo, pero en principio también se puede hacer esta analogía con la metafísica.
De hecho, eso es precisamente en lo que estoy trabajando con este grupo de
académicos chinos: en encontrar puntos de contacto entre Tomás de Aquino y sus
filosofías que no son la ética. Sin embargo, esto no es fácil, ya que no hay
una tradición metafísica dentro de la tradición filosófica china. Un punto
crucial que estamos discutiendo aquí es la noción de creación.
Tomás de
Aquino distingue entre la creación entendida filosóficamente −en su disciplina
de la metafísica− y la creación entendida teológicamente. A medida que
desarrolla su idea, que luego usará en su teología, nota que esta tiene su
propia autonomía y para esto usa categorías filosóficas griegas, principalmente
tomadas de Platón y Aristóteles. Con estos recursos es capaz de explicar la
creación de modo independiente de la fe.
Se entiende
entonces que estas antiguas tradiciones no tienen una filosofía de la
naturaleza. Si es así, ¿cómo explican la creación?
El problema
es que el término ‘creación’ se usa de muchas maneras diferentes. La gente
piensa que el Big Bang es la creación, pero no es así. Cuando Sto. Tomás habla
de ‘creación’ no se refiere a un principio temporal, sino a una dependencia
ontológica. De modo que si el universo es o no es eterno, si tiene o no un
comienzo, no es el tema en discusión, sino que la pregunta concierne al tipo de
universo que tenemos, lo que importa aquí es si es, o no, creado. Este sentido
último del origen del universo no está explícito en la tradición filosófica
china −al menos yo no lo he encontrado−. Ciertamente esta idea tampoco se puede
encontrar en la filosofía griega, puesto que esta es una comprensión únicamente
monoteísta del universo, que solo se encuentra en las religiones de inspiración
monoteísta.
Sto. Tomás
aborda la pregunta del origen último desde la filosofía, desde la razón
solamente, y esto en principio es comunicable a todas las culturas, en
diferentes momentos y diversos lugares. El modo de afrontar estas cuestiones
varía de cultura en cultura, difiere también según el tiempo, el lugar y el
lenguaje. Hay que tomar en cuenta estas condiciones, pero eso no impide que se
pueda llegar a la verdad de las cosas.
Muchos
pensadores, tanto acá como en China, plantean que la lengua china es incapaz de
expresar la noción de Ser y Existencia, y esto en parte se debe a lo
radicalmente foráneo de esta lengua. En griego, latín u otras lenguas modernas
es indudablemente un concepto complejo de abordar y distinguir, pero no con la
complejidad que les supone a las lenguas orientales. Surge el problema de cómo
capturar en estas lenguas algo tan etéreo, tan evasivo como la noción de la
causa de la existencia.
Lo mismo
ocurre con la noción de ‘nada’. Entonces surge la pregunta ¿hay una especie de
‘nada absoluta’ que estaría implicada en la existencia de la creación con un
origen temporal? Uno de mis libros sobre creación y ciencia ha sido traducido
al chino, pero naturalmente los problemas de ciertas palabras permanecen. Hemos
tenido intensos debates con grupos de académicos, todos muy versados en la
filosofía occidental, sobre qué términos usar para comunicar esas nociones.
Esta dificultad se debe en gran medida a la carencia de una tradición que hable
sobre estos temas, y por lo tanto no existen los términos para referirse a
ellos.
Ante la
explicación puramente científica del universo, ¿queda lugar para una teoría
filosófica de la creación o la ‘no creación’? ¿Una explicación que trasciende
la materia?
Este es un
asunto que causa mucha intriga a los científicos que tratan con teorías y
especulaciones cosmológicas. Hay un sentimiento de asombro ante la noción de un
principio absoluto, que por cierto también hace mucho sentido dentro de la
tradición china. Lo que más intriga es que para Tomás de Aquino el hecho de que
el universo tenga o no un comienzo, no cambia el hecho de que es creado. Él
afirma que un universo eterno es igualmente creado que uno que tiene un
comienzo, y distingue la cuestión del comienzo temporal de la cuestión del ser
creado. Independiente de su metafísica, él cree que el universo no es eterno,
sino que tiene un comienzo, y esta es la interpretación que le da al Génesis,
pero plantea que, incluso siendo eterno, podría ser creado. Esta separación
entre el argumento de la temporalidad de la noción de creación lo hace
particularmente atractivo para quienes estudian este tema.
Para Tomás
de Aquino, todas las teorías sobre el origen, o no origen, cosmológico, por
ejemplo, la del Big Bang, no dicen relación con la creación. El Big Bang puede
ser el comienzo del universo que nosotros experimentamos, pero no podemos
saber, ni asumir, que es el principio absoluto. Esto es lo que yo llamo en mis
clases ‘el error del principio’, que es el comienzo de todos los errores. Desde
el momento en que establece una relación necesaria entre creación y finitud
temporal se entra en una sucesión de problemas. El genio de Sto. Tomás es
distinguir una de la otra.
Ahora,
volviendo a la tradición china al respecto, es bueno distinguir qué se entiende
por tradición, ya que hay una gran variedad de tradiciones chinas. Si un
intelectual chino preguntara “¿qué dice la filosofía occidental sobre esta
materia?”, la respuesta sería ¿cuál filosofía occidental? Del mismo modo ocurre
en el Oriente, que cuenta con una historia de la filosofía de mucha más larga
data que la nuestra.
Y esta
apertura a la filosofía tomista en estos temas, ¿les supone de algún modo un
paso para cuestionarse algo más que lo puramente filosófico? ¿Les abre a buscar
explicaciones más allá de lo estrictamente natural?
Ciertamente
Sto. Tomás va más allá de lo que ellos esperan encontrar, pero hay que tener en
cuenta la clara distinción que él establece entre el análisis filosófico y el
teológico. Aunque es un teólogo, le concede su propia autonomía a la filosofía,
y por lo tanto da plena validez al pensamiento exclusivamente filosófico. En
China yo enseño filosofía tomista y discutimos en este plano, no en el de su
teología. Pero sí que se discute. Tomás de Aquino señala que no solo la fe
sostiene que hay creación, sino que el intelecto puede demostrarlo. Esta es una
afirmación bastante radical. Lo fue en el siglo XIII en París y lo sigue siendo
hoy.
Siempre
cuando hablamos sobre la metafísica de la creación y de la biología contemporánea,
les planteo la siguiente pregunta: “¿por qué habríamos de considerar lo que
dice Sto. Tomás de Aquino en las temáticas de la creación y las ciencias?”, y
les contesto que la principal razón es porque “lo que dice Tomás de Aquino es
verdad” y esa es una muy buena razón.
Entrevista
realizada por Paula Jullian
Fuente: Extractado de
https://www.almudi.org/articulos/12718-tomas-de-aquino-en-china
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