miércoles, 24 de junio de 2015

¿Es posible la contemplación en la escuela?

Reflexionamos: ¿Es posible la contemplación en la escuela? ¿Puede un profesor conducir a sus alumnos a la contemplación?


Algunas ideas, sugerencias y propuestas que espigamos entre muchas otras:


Un profesor puede conducir  a sus alumnos a la contemplación contagiándolos de su amor a lo verdadero, bello y bueno, mostrándoles un mundo nuevo y abriéndoles las mentes... (Tomás Campi)

Debe transmitir su propio gozo y su amor por aquello que va a enseñar... Buscar que el alumno aplique y compruebe las verdades, para que encuentre ese reposo del espíritu que da la experiencia de la contemplación. (Hna. M. de Massabielle)

Por ejemplo, a través de la belleza que encierra una poesía, ponernos en contacto con la verdad del alma del poeta, llevándonos al gozo que produce el deleite del lenguaje poético, y que eleve nuestro espíritu con palabras que trascienden el tiempo. (Daniel Sosa)

Que al leer un libro se asombren ante las palabras, que descubran cuánto hay para trabajar. Que experimenten el gozo de tener algo terminado, por ejemplo, en las redacciones. Puede haber habido la misma consigna para todos, pero siempre el resultado es único, porque nosotros lo somos. (Ruth Gómez)

Un profesor que conoció la contemplación, que llegó a ella, transmitirá en su forma de actuar, en su habla, en sus gestos, una armonía singular y atractiva para sus alumnos. Por ejemplo, un profesor de historia hablará con un sentimiento tan profundo sobre los hechos que trascendieron dejando su marca, hablará de justicias e injusticias, mostrará la admiración por aquello que fue formando la cultura a través del tiempo. (Lucía del Campo)

El docente de filosofía puede inducir un espíritu contemplativo en sus alumnos, desde el planteamiento de la belleza escondida en el conocimiento mismo, en la complejidad del intelecto humano, los modos de percibir la realidad, los diversos mecanismos de aprehensión, la comprensión de los conceptos... la increíble potencialidad del hombre para inteligir la realidad, y la realidad misma, con el objetivo de conocerla cada vez con mayor fidelidad. (Francisco Escudero)

Llevar a los alumnos a asombrarse de su pasado y a pensar su futuro. Descubrir de dónde vino su familia, su pueblo, y valorar el presente. Va a contemplar que todo tiene un orden, unas causas y unas consecuencias, y que nada ocurre porque sí. Podrán identificarse con grandes personajes y ver que sus propias acciones también tendrán repercusión en el tiempo. (Belén Mihanovich)

Enseñar con esa pasión que nos llena el alma. maravillados por el Ser, por su infinitud, por la fantástica historia del pensamiento, de la filosofía, la búsqueda de causas que nos llevan a la contemplación de la Verdad, allí donde el hombre se convierte más propiamente en hombre, que lo conforma en lo más alto de su cumbre. (María José Morán)

Un profesor de historia puede conducir a sus alumnos a la contemplación si ha contemplado y tiene ese enamoramiento de la verdad que trae entusiasmo, y ese entusiasmo contagia el deseo de conocer y contemplar. (Lucas Corral)

Manifestar el gozo que produjo una lectura, para que al sentirse reflejado en el docente, el alumno desee conocerla. (María Celeste López)

El profesor deberá primeramente ser un enamorado de la verdad, haber formado conceptos que reflejen la realidad, bellos, que enamoren, que rebalsen el vaso de su interioridad, y de ese rebalse dé de comer a sus alumnos con el verbo seguro de su enseñanza... Que en la mimesis de los personajes virtuosos de antaño encuentren ejemplo para sus vidas. (Elián Morant)

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